ZARAGOZA | Tan rápido como normalizamos el “dime cómo está Jaume Grau y te diré que será del Real Zaragoza”, el valenciano desapareció del primer plano zaragocista. Su temporada, digna de tragicomedia, ha sido el fiel reflejo de la montaña rusa de emociones que vive permanentemente el zaragocismo. Haciendo, de nuevo, honor al denominador común de sus quince meses en la capital del Ebro, Jaume Grau ha vuelto a aparecer por sorpresa tras pasar, en apenas 30 jornadas, de ser parte de la columna vertebral a quinta bala de la rotación en la medular.
Sea como fuere, y tras un tramo donde el centrocampista valenciano ha alternado suplencias y titularidades, el Real Zaragoza puede sacar algo en claro: el éxito colectivo está íntimamente ligado con la participación del ‘5’ blanquillo, pues Grau ha contribuido en nueve de las diez victorias y sido titular en siete de ellas. De hecho, desde que Escribá cogió las riendas del equipo, el Real Zaragoza ha puntuado en trece de quince encuentros con Jaume sobre el césped.
Un viaje de ida y vuelta
La meritocracia en el mundo del fútbol es un grado, pero no siempre hace justicia y Jaume Grau bien lo sabe. El ex de Osasuna salió de las alineaciones con merecimiento: su primera suplencia fue en la jornada 19, ya con Escribá, -en Albacete- después de un mal primer periodo de campeonato bajo el paraguas de Carcedo. Durante la primera vuelta, el pivote se encargó de difuminar todas las certezas que había dibujado tras su llegada en enero de 2022: ni rastro quedaba del centrocampista de piernas, potente en el cuerpo a cuerpo y pulcro con balón que potenció, incluso, al Real Zaragoza en ataque.
Con Grau ya fuera del primer plano, Alarcón recaló cedido en el conjunto aragonés e, inmediatamente, sin que nadie se explique todavía los motivos, pasó a estar por delante; Francho dio un paso adelante y Zapater se abrió hueco entre los nubarrones que asolaban a la sala de máquinas. En cuestión de semanas, Jaume pasó de titular a cuarta espada.
No obstante, todo vuelve a su lugar, o eso dicen. Lo cierto es que en el caso del valenciano así ha sucedido. Las actuaciones del chileno han terminado por sentenciarle: ni se ha parecido al centrocampista llegador que adelantó Escribá en su presentación, ni ha dado el nivel mínimo exigible para ser titular en un equipo de Segunda División. Y Zapater, mermado por la carrera que lleva a sus espaldas, necesita un respiro.
Por ello, Grau volvió a la titularidad ante el Granada y se volvió a erigir como el jerarca que todos esperábamos tras su periodo de aclimatación. En los 68 minutos que estuvo sobre el tapete de La Romareda tuvo un 80% de acierto en el pase, ganó 3 de 4 duelos y contuvo al centro del campo nazarí. Tarde, pero ha vuelto. Escribá recupera un soldado de los de primera línea para el rush final de temporada.