Javi Ros, con contrato hasta 2023, pondrá punto y final a su etapa en el Real Zaragoza después de 7 temporadas. El tudelano era uno de los jugadores de la plantilla a los que se le buscaba una salida este mercado.
El Real Zaragoza continúa con la operación salida, forzada por la necesidad de liberar fichas, y el próximo en marcharse será Javi Ros. El jugador no ha acudido esta mañana al entrenamiento y tampoco se desplazará a Boltaña, por lo que pronto será oficial su desvinculación.
El centrocampista, que ha vuelto este verano de su cesión en el Amorebieta, quería continuar en la capital aragonesa, pero el club le transmitió desde el principio que no contaba con él, ya que había dejado de ser un jugador importante y no disponía de hueco en el equipo. Por el momento, no se conoce su destino, aunque espera una oferta de algún equipo extranjero. El propio futbolista es consciente de que ha llegado el final y habría facilitado la operación, demostrando una vez más su señorío.
6 años y medio de zaragocismo
7 temporadas, 160 partidos, 2 play-offs y 14 goles después, Javi Ros se despide del Real Zaragoza siendo el jugador de más antigüedad de la actual plantilla. En enero de 2016 puso rumbo a Zaragoza procedente del Mallorca. En sus primeros años en la Romareda fue un jugador sustancial, sumando y ayudando al equipo y ganando peso en el vestuario hasta convertirse en segundo capitán, por detrás de Zapater. Fue en la temporada 16-17 cuando disputó más partidos con la camiseta blanquilla, 39 en total.
Sin embargo, tras su lesión de rodilla en 2020, no ha vuelto a gozar del papel que tuvo en su día. En la 20/21 apareció en 15 partidos de liga y uno de Copa del Rey hasta que volvió a sentir molestias en la rodilla y tuvo que alejarse del terreno de juego. La primera vuelta de esta última campaña no contó para JIM en ningún encuentro y por ello, en el mercado invernal fue cedido al Amorebieta, donde participó en 16 partidos y recuperó el ritmo de competición.
Javi Ros, un futbolista noble
Una trayectoria con altibajos, pero en la que Javi Ros ha dado todo por el escudo. Llega así el adiós a un capitán ejemplar. Un jugador humilde, trabajador y querido por la afición. Sin una falta de respeto ni una mala palabra. Siempre con una actitud reseñable. El 10 no merece una despedida por la puerta de atrás, como uno más. Merece que se reconozca su dedicación, su lucha y su compromiso con el Real Zaragoza.
En el Municipal no se olvidarán sus gritos de ánimo en el campo o en la banda, o como no, el gol de la victoria frente al Huesca en la Romareda, lugar que ha considerado siempre su casa, y que, seguro, lo seguirá siendo.