Javier Abadía es un ejeano de 27 años con una dilatada experiencia en el rugby. 8 temporadas en el Vigo Rugby Club, 4 de ellas en la máxima categoría nacional. Ahora vuelve ‘a casa’, al Bantierra Fénix Rugby de Zaragoza para pelear por lo que sería un histórico ascenso a División de Honor. Hemos hablado con él.
¿Qué te ha motivado dejar Vigo tras 8 años en el club gallego?
Necesitaba un cambio de aires. El director deportivo, Alfredo Benedí, me propuso el proyecto del Fénix, me llamo la atención bastante y me convenció. Además, quiero luchar para mejorar el rugby aragonés.
¿Qué percepción tienes de la evolución del rugby en Aragón?
He seguido el rugby aragonés desde la lejanía, a través de las redes sociales, pero sí que se nota que está mejorando y tiene más visibilidad. Antes éramos cuatro equipos. Ahora ya ha surgido hace algunos años el Íbero, el Quebrantahuesos está muy bien. Es un proceso lento, pero efectivo.
Antes éramos cuatro equipos. Ahora estamos el Íbero, el Quebrantahuesos… Vamos creciendo
El director deportivo, Alfredo Benedí, señalaba en la nota de prensa que vienes a ser uno de los líderes del equipo…
Agradezco sus palabras, pero lo primero de todo es ganarme el puesto, lo normal cuando llegas nuevo a un equipo es tener por delante a dos o tres jugadores. Una de mis cualidades sí que es hacer grupo, hacer piña, así que intentaré cumplir en todas las facetas.
En el plano puramente deportivo, en 2019 se ha estado muy cerca de lograr el ascenso. Tras una liga regular espectacular, con una sola derrota, no se estuvo del todo acertado en el Play Off. Imagino que el deseo es materializar ese ansiado ascenso…
Así es, para mejorar el rugby aragonés el principal paso es que el Fénix juegue en la máxima categoría. Si eso lo conseguimos, sería un paso de gigante para el rugby en Aragón. Queremos llegar a la fase de ascenso, a poder ser primeros de grupo en liga regular, para tener el mejor cruce posible en el Play Off.
También has jugado en Nueva Zelanda. ¿Cómo fue esta experiencia?
Estuve en 2016. Teníamos un entrenador en Vigo de Nueva Zelanda y nos propuso a 5 compañeros ir allí 3 meses. No era una cuestión de dinero, simplemente nos ponían una casa, un coche y teníamos que jugar 10 partidos allí. Ahí es rugby es el deporte rey. Fuimos a jugar a Regional y era como jugar en División de Honor en España. Es su deporte nacional y lo viven de forma espectacular. Deportiva y vitalmente fue una experiencia increíble. Además, tuvimos la suerte de tener dos semanas libres y pudimos visitar la parte sur de Nueva Zelanda con una autocaravana. Nosotros habíamos estado en la isla norte. Lo dicho, fue una experiencia muy enriquecedora tanto a nivel personal como deportivo.
En Nueva Zelanda, la regional es como aquí la División de Honor
¿Cómo te llegaste a aficionar al rugby y cuál ha sido tu recorrido?
Lo cierto es que no tenía un deporte predeterminado, estaba rebotando por varios deportes: tenis, baloncesto, fútbol… Probé con 9 años, y estuve de los 9 a los 13 en Ejea. Desgracidamente, desapareció el rugby en Ejea así que tuve que emigrar al Seminario de Tarazona hasta los 17. Cuando tenía 18, volvió a aparecer el Rugby Ejea y estuve otro año más ahí. Fue entonces cuando me llamo el Vigo -ha pasado ahí 8 temporadas, tanto en DH como DHB- y hasta hoy.