HUESCA | Oro en el último Campeonato de España de 50 kilómetros, un bronce en el Campeonato del Mundo celebrado en India y la máxima presea por equipos sumado a una pila de podios y buenas marcas no son méritos suficientes para que el zaragozano Jesús Olmos se sienta más allá de un atleta “de segundo nivel”, tal como se define. Tremendo. No lo dice con falsa modestia. Lo dice de corazón. Ese entrecomillado define a un deportista que a sus 37 años persigue el sano sueño de pincharse un dorsal en unos Juegos Olímpicos, tiene en su chica, Sheila, a su compañera de equipo, y durante la semana laboral, a las cuatro de la madrugada, acude a Mercazaragoza a buscar la mejor fruta -le apasiona el mango de Brasil que llega en avión- para una tienda a la que echa el cierre de la persiana a las 20.00 o a las 21.00, cuando no le toca repartir que entonces acaba hacia las 22.00.
Jesús Olmos es otro de esos grandes deportistas ejemplo a seguir. Vive alejado de los grandes focos mediáticos y todo lo que ello conlleva. De verbo sencillo y directo, habla de forma llana e incluso más con el corazón que con la cabeza. Sabe que Toni Abadía le echó una mano para llegar al Campeonato del Mundo en las mejores condiciones posibles. Ahora, se lo quiere agradecer. Y la fecha y el lugar los tiene grabados a fuego: el Maratón de Sevilla del 18 de febrero que es Campeonato de España y con el horizonte de los Juegos de París para que esté allí su amigo Toni. Y Jesús se vaciará con su compañero para que llegue a la capital andaluza de la mejor forma posible. Luego ya se verá sobre el asfalto si se consigue o no la mínima olímpica. Él, el ‘fruterorunner’, tal como se define, también buscará su mejor marca sobre la distancia del maratón. Ahora la tiene en 2h16m54s y el objetivo es 2h12m… “otra cosa es que salga”, afirma. Sevilla aparece como un buen lugar para lograrlo. Se esperan temperaturas de 10 grados y con poca altitud sobre el nivel del mar. Es decir, buenas condiciones; no como en India que hubo que afrontar esos 50 k con calor y humedad.
El bronce mundial en el 50K aún lo está digiriendo. Aún se tiene que recuperar del ‘jet-lag’. La vuelta a casa, al zaragozano barrio de Las Fuentes, también implicó ponerse enseguida detrás del mostrador, y claro, ir a por la mercancía. Ahora tiene esa frutería en la que también tiene productos de venta a granel. Bueno, y también le toca firmar autógrafos y haciéndose fotos. “Ayer y hoy han sido intensos de hacerme fotos”, dice con una sonrisa sin esconder que le gusta. “Al final aquí somos una familia. Muchos me han visto desde pequeño y trabajo aquí desde siempre”, acota.
La importancia de su mujer
En su wasap, un lema ‘One dream, one team’ -un sueño, un equipo- y allí aparece con nombre propio su mujer. Sheila lo es todo para ella. A lo largo de la charla es el único momento en que se atisba cierta emoción en sus palabras. Y así lo explica: “Si no fuera por ella… Es uno de los pilares y una de las personas que me ha ayudado en todo desde el primer día”. Llevan juntos 18 años, vamos, toda la vida.
Con una vida laboral tan intensa, preparar carreras de ultra distancia no es fácil. Requiere de mucho sacrificio y organización. Se trata de “cuadrar horarios y quitar horas de sueño”, explica. Allí también juegan un papel importante las dependientas. Y si no, antes de abrir hace una primera sesión de 50 minutos, o al mediodía o cuando se cierra se va a casa corriendo, unos 8 kilómetros. Entrena a las órdenes de José Luis Mareca Aparicio ‘Pepe, el maratoniano’, una referencia del atletismo aragonés, premio Deporte y Trayectoria del Ayuntamiento de Zaragoza en la Gala del Deporte 2022.
Su dedicación al atletismo es por pura afición. Si tuviera que vivir del atletismo “no llegaría a final de mes”, explica. Los patrocinios están muy difíciles. Si no están en el fútbol o en el baloncesto, todo se complica. Jesús Olmos se siente a gusto sobre el asfalto. Ha hecho cross, trail, pero sigue pegado al asfalto. Prefiere especializarse en una disciplina que tocar varios palos. Además, recalca que se trata de dos modalidades más distintas de lo que se pueda pensar. Este jueves fue el primer día que salió tras el bronce. Fueron 4 kilómetros para soltar piernas. Y fueron duros, pero lo que se hace por afición duele menos.