HUESCA | La derrota del Huesca deja a muchos señalados, pero el más retratado del partido frente al Real Oviedo es Joaquín Muñoz. El andaluz tuvo que ser retirado del campo , tras el pitido final, por sus compañeros después de haberse encarado con un aficionado. La temporada del Joaquín es mala y en el fondo norte de El Alcoraz se lo recordó cuando parecía ser el encargado en lanzar la pena máxima. El rifirrafe fue entre un hincha, que se señalaba el escudo, y el jugador que con el balón en las manos estaba más pendiente del aficionado que del momento decisivo al que se enfrentaba.
El penalti que nunca fue lanzado, por corrección del VAR, tuvo muchos pretendientes. El primero fue Elady Zorrilla que le quitó el esférico a Bolívar, que pasaba por allí. Sielva le reclamó el balón al futbolista cedido por el Tenerife y el punta a regañadientes aceptó. Luego llegó cuando Joaquín le pide el balón al medio y hablan con la boca tapada. El medio le da el balón al extremo y Elady no entiende los planes que tenían previsto sus compañeros. Tras una explicación, en la que parecen decirle que es una estratagema, llegó el enfado de la grada.
En gol norte fueron varios los aficionados del Huesca que no entendieron como Joaquín podía tirar un penalti tan decisivo. El reproche llegó al jugador, que lejos de ser profesional, se encaró con el fondo, y en concreto con uno de ellos. El esperpento llegó a todo el estadio que vio como un futbolista estuvo discutiendo con su propio aficionado. Luego se supone que el balón se lo iba a devolver a Sielva, para despistar al adversario, pero eso nunca se sabrá porque el penalti fue cancelado.
Joaquín tras el pitido final
Llegó el final del partido y con el 0 a 2 en el marcador cada jugador del Huesca tenía una guerra que resolver. Por un lado estuvo Nieto, que fue a hablar con un aficionado. El lateral pidió unidad en los cuatro últimos partidos. Por allí apareció Pulido, que se llevó al lateral. Más trabajo le esperaba al capitán, que tuvo que frenar a Joaquín. El malagueño se dirigía al fondo norte para encontrarse con su nuevo admirador.
Los gestos y las palabras no cesaron y viendo la reacción del futbolista, todo El Alcoraz le recriminó al jugador esa falta de profesionalidad. Finalmente, fueron Balboa y Gutiérrez los que acompañaron al futbolista. Allí no acabó todo. Joaquín se duchó rápido y salió por el parking de El Alcoraz. Allí se encontró con niños que le pedían una fotografía y aficionados que le recriminaban su comportamiento. Una situación insólita que señala a Joaquín en una jornada para olvidar, tanto en el plano individual del futbolista como colectiva, de un equipo que vivió un caos ante el Real Oviedo.