Joaquín Sorribas está hecho de un gen especial, un gen que hizo ascender a la SD Huesca por primera vez allá por el 2008; una marca de identidad basada en el “Fieles Siempre Sin Reblar”. El ex capitán azulgrana salió en las encuestas de Sportaragon como el segundo jugador más querido de la historia del Huesca, unos resultados que le sorprendieron enormemente.
“Cuando vi que era el segundo más querido no me lo creía, y llegué a preguntar por qué, qué motivos había para que yo recibiera tal honor. La verdad que me llegó en un momento que estaba muy sensible y lo agradezco mucho”, confesó el altoaragonés.
En cuanto a las razones del ascenso, Joaquín lo tiene claro: “Todo el mundo estaba implicado con el equipo y mostrando una gran ilusión por el proyecto. Al final, lo logramos y fue una sensación única, sentir que estábamos tocando el cielo con la yema de los dedos”.
Sin embargo, llegó el momento de su salida, una dura decisión que tomó por diferencias con la entidad oscense: “Recuerdo una frase que dijo Petón de echar una antorcha en el vestuario, quemarlo todo y que saliesen brotes verdes. Era un momento de transición; no funcionaba ni el vestuario, ni el equipo ni la gestión y había que cambiar las cosas. Yo lo entendí, pero el club no se esforzó en explicármelo”.