Por primera vez en su corta trayectoria como profesional, Jorge Arcas ha competido en el Tour de Abu Dhabi. Debido a su singularidad y apoyada sobre una potente base económica, la cita árabe ha conseguido auparse al circuito del World Tour. El serrablés cuenta cómo ha sido esa experiencia vista desde el pelotón.
Islas artificiales, jardines en el desierto y edificios de centenares de metros sembrados a ambos lados de interminables avenidas. Prácticamente nada en el pequeño y rico emirato árabe es comparable a lo que tenemos en el resto del planeta. Y obviamente, si a los árabes se les ocurría organizar citas ciclistas, difícilmente serían pruebas como las que estamos acostumbrados a ver en Europa desde hace ya más de un siglo. Todo esto desemboca en que disputar una prueba como el Tour de Abu Dhabi sea una experiencia para cualquier ciclista, una experiencia que Jorge Arcas califica como “distinta por el clima, la falta de público y por las raras sensaciones al inicio debido a un desplazamiento en avión tan largo”.
Pero al igual que el pavés en las clásicas de primavera, rodar por el desierto también curte. Abu Dhabi se ha convertido en un auténtico máster en ciclismo contra el viento en el que el de Sabiñánigo reconoce “haber aprendido mucho de compañeros como Bennati, Dowsett, Erviti y Sütterlin que se desenvuelven muy bien en el llano”. Su cometido era apoyar a sus líderes, en especial a Nairo Quintana, quien debido al marcaje recibido en la etapa reina con final en Jebel Hafeet permitió a los hombres de Movistar tener libertad de movimientos en la etapa final disputada íntegramente en el circuito de Fórmula 1 de Yas Marina. Un hecho que aprovechó Arcas, “donde tuve la ocasión de ir escapado tres horas a tope y luchando contra todo un pelotón”, explica. Como ocurre en infinidad de ocasiones, los equipos de los sprinters echan abajo este tipo de fugas pero Jorge, además de lograr meterse en la fuga del día y dejarse ver, consiguió “evitar las caídas ya que la lluvia nos acompañó a lo largo de la tarde y rodar en esas condiciones en un pelotón es muy peligroso”. Y es que hasta en el desierto llueve. Será por eso que tienen jardines.
Sobre la estancia en Abu Dhabi nada dejó de sorprender al altoaragonés: “Todo lo que te rodea es a lo grande”. La base de operaciones para los equipos se situaba en los boxes del circuito de Fórmula 1 de Yas Marina, “donde teníamos un hotel que era una auténtica pasada”. Lujo y confort, seña de identidad de la prueba, y un arma para alcanzar el World Tour.
En cuanto a lo que está por venir es todo una incógnita a día de hoy. Marzo es el primer mes con citas importantes en el calendario ciclista. Por un lado está la via italiana, con la Strade Bianche y la Tirreno-Adriático. Por otro, la vía francesa con la disputa de la París-Niza. O incluso una tercera que tendría al serrablés entrenando por el Alto Aragón a la espera de la Volta a Catalunya en la segunda quincena de mes. “Ahora mismo no tengo calendario, no sé si seguiré corriendo este fin de semana (Strade Bianche, GP Industria) o me mandarán descanso”, dice. Sea la vía que sea, Arcas continúa afianzándose como gregario en el seno de Movistar, uno de los grandes equipos del ciclismo mundial, algo que le permitirá disfrutar por el mundo de más experiencias como la vivida en Abu Dhabi, porque al fin y al cabo, la vida está para vivir experiencias. ¿No?