Este no ha sido el típico inicio de temporada que solía tener Jorge Arcas. Lo suyo era entrenar en el frío invierno del Altoaragón. Después iban llegando los días de competición al calor del Mediterráneo. Típico menú invernal con Mallorca, Valencia, Murcia, Almería o Andalucía en la carta. Este año pintaba a que todo iba a ser igual pero cambió casi a última hora. Tocaba abandonar la nevera de Sabiñánigo por el calor de estos meses en el hemisferio sur. Al final “he tenido un mes de calor, buenos entrenamientos y buenas carreras”, apunta el del Movistar tras regresar de Colombia. Pero todo empezó con el viaje para estrenar la temporada en la Vuelta a San Juan
En Argentina le esperaban su primer dorsal y los primeros esfuerzos de una temporada que se presume larga. También la primera alegría y la primera recompensa porque “allí todo salió genial con Winner Anacona, todos le apoyamos y así pudo ganar la vuelta“. De Argentina se ponía rumbo a la concentración en Colombia, plato estrella del viaje.
La aclimatación al país cafetero no fue sencilla. Había que recuperar las fuerzas abandonadas en Argentina. No fue sencillo “durmiendo a 2.100 metros de altitud, algo que sólo se hace en concentraciones de altura”, comenta el serrablés. Con el paso de los días, Jorge sigue apuntando que “el cuerpo lo asimiló e hizo que fuera de menos a más en competición”. Algo que podemos decir experimentó el Movistar al completo, Nairo Quintana incluido. El objetivo era ganar una etapa con el colombiano, el héroe local. El serrablés sigue comentando: “al final pudimos lograrlo con Nairo y todo el equipo se quedó muy contento”. Movistar, que casi corría en casa por el efecto Quintana, dejó así estampada su firma en los 2.500 metros del Alto de Las Palmas. Y en parte de esa firma la tinta la puso el ciclista de Sabiñánigo.
Pasión colombiana
Pero por lo que destaca el Tour de Colombia es por lo apasionado y numeroso de su público. Nivel Tour de Francia. Y es que en Colombia todo se magnifica entorno al ciclismo. Arcas sigue sin salir de su asombro cuando relata como “íbamos escoltados por la Policía en todo momento por todo lo que despierta Nairo en su país”. No me quedaré corto si digo que Colombia es al ciclismo lo que Argentina al fútbol. Terminando, Jorge arroja un dato para refrendar mi opinión: “nos dijeron que había aproximadamente un millón de personas en los 16 kms del puerto”. Brutal.
Recuerdo que era un pasillo continuo de gente, así durante 16 kilómetros
Jorge sigue sin salir de su asombro recordando aquella ascensión: “recuerdo que era un pasillo continuo de gente”. Y así durante los 16 kilómetros del alto de Las Palmas. Y es que el Tour de Colombia ha dejado huella en el joven altoaragonés. También en el resto del pelotón internacional, sólo hace falta visitar las redes sociales.
Ahora es tiempo de cambiar de chip. Regreso a casa, al invierno europeo, al invierno pirenaico (si es que se le puede llamar así este año). Tocará recuperar de nuevo de los esfuerzos y los largos viajes. Y tocará “volver a seguir entrenando para los nuevos objetivos”. Nuevos objetivos muy distintos a lo vivido hasta ahora en este 2019. Le esperarán las clásicas del norte. Las de cada primavera. Frío, barro y piedras en un Movistar reforzado con Roelandts y con Valverde mirando a Flandes. Allí estará Jorge, en el duro oficio de gregario. Y todo para que como en Colombia: “Nairo quede muy contento con mi trabajo”.