Habrá que tirar de neologismo para reiterar la falta de interés, la carencia de emoción, la ausencia de motivación que generan esa poquedad que es el juego de la Sociedad Deportiva Huesca: un “tostoñazo” en un gélido lunes por viento y tedio.
Fueron los locales un equipo superado por entero por el Albacete que con un par de centrocampistas de despliegue físico y un creador que jugó como quiso y cuanto quiso no se llevó la victoria porque el orden defensivo de los de Ziganda sigue siendo meritorio; trabajo defensivo notable, pese a que en las dos últimas jornadas ha encajado sendos goles en desajustes impropios de un equipo cuyo principal valor -casi único- es no perder la compostura ni el sitio.
Los manchegos propusieron más y dieron la sensación también de querer más. Aparte del ramalazo de genio para el empate, del arreón del manso que dirían los taurinos, no hubo casi nada por parte local. El Huesca regresó como era: un equipo previsible en ataque, que se mueve por oleadas de rasmia, cuyos delanteros son poco más que boyas que marcan el punto al que arrojar el balón, objeto que va y viene.
Las únicas buenas nuevas fueron que resta un punto menos para el objetivo y que el “aburriblérrimo” partido no alteró los ciclos de sueño de los espectadores, que pudieron irse a la piltra sin necesidad de calmar biorritmos alterados y sin polémicas que repasar o discutir. O tal vez el buen partido de Tomeo o los buenos minutos de Manu Rico para reivindicar a los canteranos en un momento en el que algunos de ellos aparecen en el escaparte de ventas o cesiones.
Hubo también noticias desazonantes: que un mes de parón no ha servido para que se aprecien mejoras que llamen a una esperanza vivificadora, que el público comienza a ofrecer desapego (más allá de hora y día, cuestión que no hace más que abundar en la pereza que da pensar en ir al Alcoraz), que cuando Ziganda pareció meter una marcha más con cambios a priori adecuados el equipo no solo siguió átono sino que dio un paso atrás y que comienza a percibirse impaciencia e incluso protestas, tímidas o frías como el cierzo, pero evidentes y audibles. Por supuesto, también la lesión de Mateu.
De no mediar una sacudida que altere los ánimos-y que ojalá no sea en forma de complicaciones clasificatorias- la segunda vuelta puede agotar también la capacidad creativa de nuevo léxico.
Hechos a tomar en cuenta, por quien corresponda:
A Burgos, que está en la esquina del Coso Bajo… no se desplazó nadie…
A El Alcoraz, al lado del Casino, fueron los mismos que con el Covid…
Si tu produces algo… que no vendes… tenemos un problema y alguien, ninguno mejor que un amigo, se lo tiene que explicar de manera comprensible… ya no por esta temporada, con el pescado del Isuela… vendido… sino por lo que habrá que vender la próxima… si es que el pescatero… sigue… que la segunda… vuelta… es muy, pero que muy larga…
Salud 2023!!!