Giuliano Simeone y Jorge Pulido protagonizan uno de los enfrentamientos más importantes del derbi aragonés. Los dos representan, a su manera, a dos equipos y dos relatos muy distintos. Jorge Pulido es el símbolo de la SD Huesca, el líder del pasado y el presente. El Real Zaragoza quiere unir su futuro al de Giuliano, un jugador hecho de hambre y de ambición; más Simeone que nunca en las grandes citas.
El mejor momento de la historia de la SD Huesca no se entiende sin Jorge Pulido, hijo adoptivo ya del Alcoraz, protagonista también en los días más señalados. El toledano alcanzará el próximo domingo 200 partidos a sus espaldas, en uno de esos partidos que el defensor siempre marca en su calendario. Mientras tanto, el Zaragoza piensa que su regreso es más probable si Giuliano sigue vinculado a una ciudad de la que ya se siente parte. El argentino tiene un apellido célebre y la voluntad de escribir su propio nombre en el fútbol.
La competición hará que ambos se crucen en la cita del Alcoraz muchas veces. Pulido guarda las murallas, con un fútbol rudo, férreo, que reúne en uno solo a todos los defensores de siempre. Voz rota, poder en el cielo y en la tierra y la jerarquía de un capitán que conoce su oficio. Enfrente del veterano estará un delantero joven e inconsciente. Mitad futbolista, mitad estampida, Giuliano Simeone concentra en su carrera todas las fuerzas de la naturaleza. Llega en pleno vuelo, después de haber mostrado que en la élite del deporte también sirve el fútbol de potrero.
Pulido y Simeone buscarán una victoria en la fiesta del fútbol aragonés. Entre los dos jugadores habrá una lucha generacional, una batalla posicional y un duelo de estilos. El sentido institucional de Jorge Pulido y su jerarquía defensiva frente a la valentía y la brega de Giuliano Simeone, que quiere repetir en el sitio de los goleadores.
El Alcoraz será el lugar en el que Giuliano Simeone y Jorge Pulido se vuelvan a encontrar.