Con una estructura de poder ya definida, el Real Zaragoza afronta su particular cuesta de enero como el ciclista que se pone maillot, casco y calas el día que enfrenta el Mont Ventoux en pleno Tour de Francia. Y así, siendo consciente de que tiene ante él el puerto más exigente de su carrera, Juan Carlos Cordero aterriza en La Romareda. Inmerso en un proyecto bien sustentado económicamente, el director deportivo llega con objetivos fijados en el corto-medio plazo y con la gloria, esa que tocaron Froome o van Aert en la mítica montaña francesa, esperándole tras años de hastío.
Movimientos inmediatos
Sin ni siquiera dar la bienvenida al nuevo año, el Real Zaragoza encontró su primer regalo de Navidad debajo del árbol en forma de centrocampista: Tomás Alarcón cambió el amarillo de Cádiz por el blanquiazul de Zaragoza para convertirse en la primera cara nueva de la segunda mitad de temporada. En una negociación previsible entre, quizás, los hermanos Cordero (Jorge coordina la dirección deportiva del club gaditano), Escribá halló la mejora necesaria para la medular.
En el capítulo de salidas, Dani Lasure abrió la veda el pasado miércoles: el canterano rescindió su vinculación con el conjunto aragonés después de meses oscuros en el plano deportivo. Al adiós del lateral podrían unirse Petrovic, Molina o Ratón, pero sus pretensiones económicas y contratos vigentes dificultan cualquier operación. Tampoco ha esperado el Real Zaragoza a que los Reyes Magos visitarán la Ciudad Deportiva, pues en la mañana de hoy, se confirmaba el fichaje de Juan Carlos Cordero.
El 2023 se presenta con novedades y exige decisiones en todas las parcelas. Por primera vez desde que se anunciara a Lalo Arantegui, el club presenta un proyecto con plazos fijados y una columna vertebral ilusionante de alto nivel para la categoría. Nada queda del dúo Carcedo-Torrecilla de agosto. Tan solo Sanllehí, principal valedor de ambos y que ahora gira el barco hacia una dirección mucho más ambiciosa.
Un bloque con fecha de caducidad
Más allá del mercado invernal en el que ya está inmerso el Real Zaragoza, la actualidad se centra en 12 contratos que expiran el próximo 30 de junio: cuatro futbolistas cedidos y ocho jugadores de la actual primera plantilla. Con Jair como asignatura principal, Lluis López, Vada o Zapater, activos con peso específico, finalizan también próximamente. Otros como Vigaray, Petrovic o Ratón lo hacen a su vez, aunque sus salidas parecen evidentes.
Lo cierto es que Cordero firma por el Real Zaragoza después de que el rendimiento deportivo del Tenerife no esté luciendo su gran mercado veraniego: Mo Dauda, Waldo Rubio, Nacho Martínez o Borja Garcés, cotizado y querido por un gran número de clubes de la categoría, son la muestra de que el nuevo director deportivo firmó primeras opciones para muchos equipos de la competición.
Igualmente, el cartagenero va a ser el abanderado del mejor proyecto, en términos económicos, desde que el club descendiera a la división de plata, por lo que la demanda de resultados será alta.