ZARAGOZA | Juan Carlos Cordero y el Real Zaragoza afrontan los últimos días de mercado con varios frentes abiertos y las urgencias de siempre. El director deportivo acostumbra a jugar largas partidas, a mover pieza en las horas definitivas. Algunos consideran que es el síndrome del mal estudiante, otros creen que forma parte de una batalla táctica: a través de esa fórmula es capaz de sacar una ventaja final con la que al principio no se contaba. En las últimas horas de los mercados invernales, Cordero ha dado algunos golpes de efecto: Tiago Bebé llegó en su primera ventana, Raúl Guti en la del curso pasado. Se espera que en este curso repita esa fórmula: no es bueno para los corazones, pero sí para el show.
El caso Dani Gómez parece avanzado, casi resuelto, por mucho que en las últimas horas se hayan paralizado algunos detalles sustanciales. El acuerdo entre Levante y Valencia se retrasa, pero el Zaragoza ya tiene el sí del futbolista. Pero conviene recordar una frase que puede aplicarse a todas las operaciones: ningún fichaje es sencillo, ni siquiera cuando parece hecho. Al margen de ese refuerzo en el ataque, Cordero se ocupa en mejorar un puesto clave en la estructura del Real Zaragoza: al menos, debe llegar un central para completar la zaga del Real Zaragoza.
Dos opciones para el centro de la zaga
El Real Zaragoza maneja dos opciones claras en el mercado español para esa posición. Dos centrales de jerarquía, con experiencia, oficio y años en Primera División: Aleksandar Sedlar y Aridane Hernández. Los dos unidos además por una misma categoría, la de los viejos deseos. Sedlar fue una de las posibilidades trabajadas durante el verano, pero su regreso de una dura lesión de rodilla modificó algunos de los planos. Ahora, integrado ya en la temporada del Alavés, puede buscar un reto como el de La Romareda, un lugar en el que recuperar la regularidad perdida. El caso de Aridane tiene más aristas y vuelve a poner al Real Zaragoza y el Rayo Vallecano en una mesa de negociación.
El mayor de los inconvenientes con Aridane reside en su salario. El defensor canario percibe una cantidad inasumible para el Zaragoza, próxima al millón de euros para esta media temporada. Con esas premisas y si no hay una rebaja parcial de su sueldo, Cordero no se debería plantear un esfuerzo por un central dominante, líder del otro fútbol, pero que escribe los últimos capítulos de su carrera. No se descarta tampoco que el Real Zaragoza recurra al mercado internacional, en uno de esos movimientos que la dirección deportiva guarda bajo llave.
Juan Carlos Cordero y un refuerzo central
El examen central se le atasca a Juan Carlos Cordero, donde sus errores han sido más recordados que sus aciertos. El fichaje de Lekovic pareció hecho en las últimas horas del mercado de verano y, en esta ventana, el director deportivo cuenta con otro revés: Arnau Comas eligió la SD Eibar antes que La Romareda. Cordero tiene las últimas horas del mercado para buscar un golpe de efecto y reforzar una zaga que parece una prioridad para el sistema de MAR, en un ejercicio que tiene que ver con la cantidad pero también con la calidad.
Con Jair en el plan de MAR, el Zaragoza no puede cerrar el mercado sin encontrar el central que busca desde hace meses. Debió llegar al inicio del mercado, pero Cordero eligió madurar las operaciones en busca de un recurso especial en la última recta. A falta de tres días para que todo acabe, ningún asunto parece más prioritario y ningún examen parece más importante.