ZARAGOZA | El Real Zaragoza hace balance en el primer tercio del curso. Describe una trayectoria ilusionante, con luces y sombras, pero feliz en la clasificación provisional. Ese matiz, la provisionalidad, preside una liga en la que las diferencias se acortan, en el que todas las fuerzas se igualan en un suspiro. Llama la atención que el Zaragoza no encuentre un punto de regularidad en las líneas que deben ser más fiables, la defensa y la media. A cambio, ha descubierto el camino que dibuja su delantera, con Iván Azón al frente de todas las rachas.
Si el equipo encaja el primer golpe, encuentra una réplica inmediata: ha demostrado que posee una extraordinaria capacidad de respuesta. Ante las dudas que ha ofrecido su juego merece la pena recordar también que ha jugado ante algunas bajas estructurales. Dani Tasende, Keidi Bare o Mario Soberón son futbolistas que parecía que nunca pudieran faltar. Sus lesiones, poco recurrentes en sus carreras y casi habituales en Zaragoza, han condicionado el plan de juego. Pero han probado la rebeldía del grupo y han propiciado la aparición de otros futbolistas cómodos en la primera línea. Los números de Iván Azón no se entienden sin la ausencia de Soberón, la irrupción de Marcos Luna no se explica sin la lesión de Dani Tasende y el progreso de Francho Serrano ha llegado en dos partidos en los que Keidi Bare llegó a faltar.
El Zaragoza parece todavía un producto inacabado, incompleto en dos líneas estructurales, vencido en sus inicios. El principio y el desarrollo del juego parece incompleto, especialmente en su carril central. Queda mucho para que el mercado invernal arregle algunos defectos y, mientras tanto, debe aprovechar un triunfo esencial respecto a las últimas temporadas. Tiene más armas ofensivas que nunca, tres delanteros con goles en sus botas y al mejor Iván Azón de siempre. En el camino debe controlar los partidos, por mucho que no lo haya necesitado siempre para ganarlos. Las reglas de su próxima evolución están escritas en los códigos más antiguos de este juego: debe mantener su rebeldía, mejorar su tensión competitiva y aprovechar la ventaja de sus goleadores.
El defecto es que los partidos y la temporada ofrecen obstáculos imprevistos. La ventaja es que ha encontrado soluciones sobre la marcha. Ahora, una vez que ha completado el primer tercio de la competición con nota, el camino de sus regresos puede marcar la diferencia. Si alguna vez este equipo ha parecido indefinido, la vuelta de Tasende y las que vengan después, le dará una identidad más verdader. También una estructura más fiable a un equipo que ha sido capaz de emocionar sin controlar sus emociones.