ZARAGOZA | Julio Velázquez miraba el partido del filial a través de una mirilla. Lo hacía en el espacio que dejan los ladrillos que separan los vestuarios y los campos de La Ciudad Deportiva. No estaba solo, pero eso es otra historia y merece capítulo aparte. La metáfora del técnico parece suficiente, casi perfecta: era el fiel reflejo de la atención que le ha dedicado a la cantera. Le gusta Pablo Cortés, le entusiasma Pau Sans, le sorprende Lucas Terrer. Pero no lo suficiente como para atreverse a ponerlos.
Velázquez ha elegido siempre la opción más conservadora en Zaragoza. Un sistema poblado de defensas, una propuesta llena de miedos. La ley de los mínimos. En casa y también a domicilio. El mejor ejemplo quedó escrito en La Cerámica. 2.200 aficionados se desplazaron para ver un partido indigno, con solo un disparo entre los palos. Para la historia quedarán algunos cánticos. Entre ellos, el más irónico: “queremos un tiro a puerta”.
La grada pidió por primera vez la destitución de Julio Velázquez. No fue un cántico aislado, sino un estribillo unánime, que reunió a toda la afición desplazada. Al acabar el partido, Pablo Carreras, la voz de Radio Marca, captó una conversación entre Julio Velázquez y Juan Carlos Cordero a los pies del césped. En el intercambio parecía haber reflexiones tácticas, opiniones dispares y una tensión evidente.
Velázquez vivió ayer su entrenamiento más complicado. Pensó que dejar de perder le daría un respiro, una réplica del tiempo. La realidad es que las tablas fueron una derrota encubierta. Y cuesta recordar un técnico que haya sabido vencer una situación como esta, con una grada agrupada en su contra. La noticia siguiente, el paso que dio la institución en la jornada de ayer, confirmándole al menos hasta Amorebieta, no le da seguridad en el cargo. Hemos visto las suficientes destituciones como para saber cómo acaba esta historia. Confirmar en el puesto a un entrenador discutido es de manera inevitable el paso previo a su destitución.
La paradoja admite además otro matiz. Velázquez miraba desde la distancia el partido del Deportivo Aragón. Y en ese banquillo se sienta uno de los candidatos para sustituirle. Emilio Larraz ha hecho del filial un equipo competitivo, solidario, que es además bonito de ver. En su estructura ha dejado espacio para la imaginación y los jugadores de más calidad ponen su talento al servicio del equipo. Y muchos creen que su hora en el primer equipo está cada vez más cerca.
El fútbol se rige por leyes propias, que parecen escritas ya en la imaginación de todos. Velázquez sabe que su suerte depende del próximo resultado. Ni siquiera su mejor valedor, Cordero, podrá aplazar la decisión sin una victoria el próximo domingo. Quizá porque en el cese o la continuidad de los entrenadores, el fútbol nunca entendió de empates.
viendo y disfrutando con el Huesca creo que nos pasará pronto en la clasificación, ésto demuestra que lo primero y principal es ganas de agradar y no como aquí,un insufrible partido día si y día también,una pena 😿