ZARAGOZA | Julio Velázquez fue presentado en La Romareda en una tarde marcada por el viento y la expectación. Velázquez alargó en exceso la comparecencia, en un discurso extenso, amplio en todas sus sílabas. Hubo un punto de duda en algunas de sus respuestas, un mensaje poco circular. Su tarea principal es otra: mejorar el curso del Real Zaragoza en la temporada.
Dejó eso sí algunos titulares, las claves que definen su llegada. Tres argumentos explican su fichaje: “la afinidad con la dirección deportiva, las posibilidades de la plantilla y la grandeza de la institución”. Una elección que no se entiende sin Juan Carlos Cordero. El director deportivo desveló que la apuesta sale de él. La intervención de Cordero también fue decisiva para el técnico: “Es uno de los mejores directores deportivos, no solo del fútbol español, sino también del europeo. Por el día a día del grupo y el conocimiento del mercado. Es un privilegio tener a un profesional como él y estoy muy contento de que podamos trabajar juntos”.
El nuevo técnico tuvo palabras para la cantera, un elemento clave para construir la identidad zaragocista: “No podemos perder de vista el sentimiento de pertenencia de los chicos de esta ciudad (…) El descubrimiento de jugadores es algo que me apasiona”. En esa parte del discurso mencionó algunos de sus hallazgos del pasado: Dani Ceballos, Manu Trigueros o Jorge Cuenca.
En su discurso, casi homérico, integró también un guiño necesario, un beso a la historia: “Había visto todos los partidos del Real Zaragoza. Es un equipo con una historia maravillosa. Hoy he visitado la Ciudad Deportiva con Belsué y se me ponían los pelos de punta viendo la foto de campeones de La Recopa”.
El técnico buscó la receta del día a día y la intención de ser un equipo competitivo y pasional. “El 80% de lo que seremos depende de nosotros. Tenemos que tener positivismo y alegría”. Su voluntad de cambio se centra en el presente y no en el mañana: “Me ha tocado lidiar con contextos complejos y puede ayudar, pero lo que me lleva a pensar que podemos cambiar la dinámica es que hay una gran plantilla, que podemos construir algo interesante. Estamos en un club grandísimo y hay una afición maravillosa y exigente”.
Un resumen ideal de su comparecencia se encuentra en una de sus primeras frases: “Entrenar al Real Zaragoza me hace ser el hombre más feliz del mundo. Quiero un equipo pasional y reconocible, siempre competitivo”.