ZARAGOZA | El Real Zaragoza creyó en Julio Velázquez como el salvador de todos sus males. En apenas dos partidos, se cambió el foco. Si el primer examen suspendió a Escribá, el segundo apuntó a los futbolistas. En la tercera de las pruebas estaba Julio Velázquez, al que se le justificó la falta de Albacete por el poco tiempo que tuvo para trabajar con su nuevo equipo.
Venció y convenció frente al Leganés y empató ante el Espanyol en uno de los escenarios más complicados de la categoría. En ese punto, el efecto Velázquez tenía todos los argumentos. Se basaron en las sensaciones más que en los puntos, en recuperar el ánimo y la lógica. La coherencia de un equipo que se entiende a través de sus mediocampistas.
Las dudas regresaron en el Campo 2 de Lezama. Si el Zaragoza fue maltratado por el arbitraje, también le dio la espalda al fútbol. Debía ganar al Amorebieta y, aunque estuvo cerca de hacerlo en los detalles, le faltó todo aquello que había mejorado en su última secuencia. Personalidad, rasgos competitivos y una propuesta reconocible.
El análisis menos emocional de todo lo que pasó el domingo se resume a través de una conclusión. Con la peor actuación del VAR desde su llegada, el Zaragoza fue incapaz de ganar en el campo del colista. Una vez más. Como si suerte estuviera escrita ya en un bucle temporal. Como si ningún entrenador fuera capaz de derribar una fama que le acompaña desde siempre.
Por esa política que rige las temporadas, el equipo de Velázquez debería mostrar una cara mejor frente al Levante. El cuadro granota siempre parecerá un aspirante a otra liga, y más cuando su ascenso del curso pasado se esfumó en el último suspiro. Será un rival difícil, pero también propicio para un nuevo Zaragoza que conserva las virtudes y los defectos del viejo.
Y en el mismo alambre vive ahora Velázquez, en una lucha perpetúa entre los números y las sensaciones. Seguirá, como todos los técnicos, en manos de sus jugadores. Esclavo del corto plazo, del consumo rápido y de metas volantes, solo un triunfo antes de Navidad le daría más crédito a su efecto.