ZARAGOZA| La dinámica del equipo no es buena y la conexión de los jugadores y entrenador con la afición solo se parece en una cosa a la que había al inicio de temporada: que pase lo que pase, la afición continúa a su lado. En el último empate ante el Villarreal “B”-con claro sabor a derrota- dio la sensación de que el Real Zaragoza se dejaba algo más de dos puntos.
No es descabellado decir que el partido dijo bastante en términos futbolísticos, -la falta de todo evidenció que el equipo no juega a prácticamente a nada- pero que dijo aún más en lo que se produjo después. La bronca entre los desplazados y algunos jugadores, principalmente Maikel Mesa, abren un clima de crispación latente en el aura zaragocista que solo puede ser avivada o apagada por los resultados. Otra imagen llamativa que alerta de que algo anómalo está sucediendo es la conversación entre Julio Velázquez y Juan Carlos Cordero en el césped de La Cerámica tras terminar el encuentro.
Al término del encuentro, un grupo de aficionados dieron voz a un pensamiento que está en el seno de la afición y que el otro día disipó las dudas: Velázquez debe irse más pronto que tarde. Sus planteamientos poco ambiciosos, sus cambios a la desesperada o sus polémicas declaraciones en las ruedas de prensas juegan en contra del técnico salamantino, a lo que -a diferencia de su inicio- ahora se le suma una cantidad importante de resultados adversos.
El partido ante el Amorebieta, ¿la última oportunidad?
Este finde ante la SD Amorebieta -colista de la competición- tiene la oportunidad de redimirse, al igual que sus jugadores. Pero para ello no sólo vale con ganar: deben vencer y, sobre todo, convencer. Cambiar la dinámica y romper con el fútbol defensivo y monótono de las últimas semanas. Con la afición en contra, Velázquez tiene ante sí una oportunidad de oro para sacar adelante una situación que se le está volviendo en su contra si no lo ha hecho ya de manera definitiva, por lo que se trata de un matchball al menos con la afición.