ZARAGOZA | A Keidi Bare le pertenece un lugar peligroso dentro de la temporada del Zaragoza. Fichaje de renombre en verano, ha pasado de estrella a decepción en cuestión de meses, en un camino que no es el primero que lo recorre. Esa etiqueta la comparten varios, con Aketxe y Calero también presentes en el centro de cualquier crítica. En el curso del albanés chocan intenciones y actitudes, varios fotos que le condenan, las últimas ante el Eldense el pasado fin de semana.
El primer curso de Keidi en Zaragoza es gris, malo en todas sus formas. Mientras los primeros partidos descubrieron un centrocampista multiplicador, con capacidad de robo, dinámico e influyente, el resto le sitúan en el extremo contrario. Perjudicado por las lesiones, ha perdido el peso específico del principio y hace mucho que ha dejado de sumarle al Zaragoza. Si en los pronósticos iniciales su función pareció la más estratégica de todas, ahora su presencia se ha convertido en una debilidad cada vez más palpable para el rival.
Keidi Bare, señalado ante el Eldense
Ante el Eldense, Bare vivió un día negro, el más trágico de la temporada. El segundo y el tercer gol le colocaron bajo el foco, como hizo Dubasin siete días antes. Si nunca estuvo cerca de llegar a anticipar el disparo de Víctor García en su primer gol, tampoco fue contundente en el despeje que propició el 2-3. Su lenguaje gestual posterior fue el reflejo de un equipo vacío, sin alma, destruido.
Contagiado por una dinámica colectiva dramática, van 30 jornadas y Keidi Bare sigue buscando su sitio. Cuando lo encuentre, será tarde para pelear por el principal objetivo del año a ojos del club, en una temporada que también se cargó al dueño de su fichaje. Agarrarse a su fútbol parece ahora un acto de fe que solo sujeta un afirmación que no tiene por qué ser positiva: no es la primera vez que va a pelear por el descenso a Primera Federación.