ZARAGOZA | Kervin Arriaga abarcó terreno y lideró al Real Zaragoza a su manera ante el Mirandés. En un partido dramático, el hondureño mostró su carácter, su importancia en los momentos de la verdad. Fue dueño de los duelos, ganador también de las guerras silenciosas. En sus disputas impone su fútbol racial, su perfil batallador. Arrasa y gobierna por tierra, mar y aire. Imprescindible desde que llegó a Zaragoza, su fútbol encaja a la perfección en el plan de Gabi, empeñado en construir una armadura para el Real Zaragoza. En el carril central, Kervin Arriaga es media empalizada.
Los diálogos de Arriaga con el árbitro muestran su lugar en este Zaragoza. Su peso en las disputas, en lo numérico y lo simbólico, en lo visible y en lo oculto. En poco tiempo ha tomado una gran responsabilidad y se ha convertido en una referencia para todos los públicos. Es el coche escoba y el camión de la basura. Y su valor se ha multiplicado en La Romareda. Por una razón esencial: lo que tiene es exactamente lo que le faltaba al Real Zaragoza. Tiene el carácter competitivo y el punto de mala baba que este equipo nunca ha mostrado. Y ese temperamento no debe esconder otra virtud: su inteligencia táctica. Es capaz de leer el partido a máximas revoluciones y, en los contextos más complejos, se equivoca poco y acierta mucho. Lo mostró en un partido hecho de cemento. En los peores momentos, Arriaga contuvo el fútbol interior del Mirandés y fue capaz de sostener junto a Jair la defensa del área. Capaz de desplegarse también en ataque, llegó a desbordar en la primera mitad y suyas fueron las dos mejores opciones de la primera parte.
Los registros de Kervin Arriaga
En un equipo que salía perdedor del cara a cara y del enfrentamiento individual, Kervin Arriaga representa ya el valor de la diferencia. Si se aplica la lectura desde su posición, Arriaga está en el top 3 de varias estadísticas significativas. Es el segundo mediocampista que más duelos aéreos gana por partido (4´28), el tercero con más recuperaciones (5´13), el cuarto con mayor número de acciones agresivas (0´79) y el quinto con más interceptaciones por cada 90 minutos (2´38). Un detalle define su valentía: participa en 21 duelos por encuentro. Y le acompaña también su efectividad: gana el 72% de las veces.
En un partido agónico, que se jugó en la trinchera, Kervin Arriaga mostró todas sus condiciones. El mediocampista hondureño reinó en todos los planos. Fue capaz de anular y de desquiciar al rival. Se convirtió en un guardaespaldas ideal para sus compañeros y también en una pieza clave para su técnico. Hecho además para partidos viscerales como el que se jugó ayer, La Romareda le ve como un futbolista imprescindible en este Zaragoza. Y le quiere para siempre.