ZARAGOZA | El Real Zaragoza ha descubierto en Kervin Arriaga a su pared maestra. El mediocampista hondureño acumula los mejores registros de la competición, capaz de hacerse ya con las llaves del grupo. Racial, con un perfil guerrero y batallador, el mediocampista ha mostrado una extraordinaria capacidad de adaptación. Nunca ha parecido un debutante. Sin tragedias en su temporada, siempre ha contemplado su paso por La Romareda como una oportunidad. Y Arriaga es, dos meses y 670 minutos más tarde, una pieza imprescindible en este Real Zaragoza.
Una imagen del duelo ante el Sporting de Gijón reflejó el impacto del hondureño, capaz de convencer a La Romareda desde el principio. En la primera parte cayó dos veces, con sendos impactos en la cara. El estadio aplaudió pronto su forma de levantarse, la voluntad de jugar al margen de los golpes. Arriaga, pasional y entusiasta, agitó los brazos en busca de una nueva ovación. Quizá la segunda oportunidad fue la más reveladora de todas. Había salvado un gol sobre la línea, capaz de apagar a última hora un incendio que Femenías no pudo controlar. Después de esa acción, el público se entregó por completo al hondureño.
Kervin Arriaga, el mejor refuerzo
El descubrimiento de Kervin Arriaga se explica a través de dos nociones fundamentales. El hondureño ha sorprendido porque tiene más de lo que se esperaba. También porque lo que tiene es exactamente lo que al Zaragoza le faltaba. Ganador de duelos, domina el partido a través de las disputas, con un espíritu competitivo total. Su fútbol está lejos de ser académico, pero en un equipo como este representa el valor de la diferencia. También ofrece dos posibilidades en una misma. Peor como central que como mediocampista, sus números parecen buenos en cualquiera de los dos registros.
Ya es el mediocampista que más balones recupera de toda la categoría (muy próximo a las 6 recuperaciones por encuentro). También es el mejor en las situaciones de juego aéreo (8´96 de índice de eficiencia aérea), el segundo con mayor índice de intercepciones (2´75) y el tercer jugador con mejor balance en los duelos (4´44 entradas con éxito). Capaz de dominar la tierra y el cielo, su impacto es el de un líder espiritual. Lejos de contagiarse, parece un futbolista con un aire diferente, capaz de transmitir a la grada y también a sus compañeros.
Distinto en términos esenciales, también hay un intangible que le favorece. Arriaga escapó de una prisión de fútbol en el Partizán. Su cabeza parece limpia en Zaragoza, alejada de la depresión que sacude a sus compañeros. Para él, el fútbol no es una agonía. Capataz en un equipo sin líderes, en La Romareda ha encontrado una llave para su jaula.