ZARAGOZA | Kevin Lacruz acaba de cerrar 25 años de fútbol. Fue un niño prodigio en el Real Zaragoza, una promesa en un tiempo en el que la cantera no contaba. Convocado por la selección española, participó en un Mundial y una Eurocopa y alcanzó el primer equipo con Marcelino García Toral. Fue el tercer debutante más joven de la historia del Real Zaragoza en 2009, en el Sánchez Pizjuán. Aquel día dejó junto a Jermaine Pennant una fotografía que queda para siempre.
Después, vivió una salida dolorosa del Zaragoza e inició una carrera amplia y ejemplar, que tuvo su núcleo en La Segunda B. Lejos de las portadas, acumuló triunfos y ascensos en el fútbol de barro. Hoy abandona una parte de su vida y se dedicará íntegramente a la docencia, mientras planea su llegada a los banquillos.
¿Cómo ha sido la última semana, una vez que ya hiciste oficial el anuncio de tu retirada?
Ha sido bonita, he recibido muchísimos mensajes, muchísimo cariño de toda la gente que me ha acompañado en este tiempo.
¿Cómo se le dice adiós a algo que ha sido una parte esencial de tu vida?
Han sido 25 años de trayectoria y no es fácil. Es cierto que en los últimos años había pensado un poco en ello, ya desde el Teruel. Este último curso en Ejea lo hice con más frecuencia y creí que era un paso inevitable, el momento ideal para marcharme.
Los inicios de un niño prodigio
Vamos al principio de este camino ¿Recuerdas la primera vez que viste un balón y sentiste que podía ser tuyo?
Todo empezó cuando era muy pequeño, en la finca de mis abuelos. Somos una familia grande. Jugábamos con mi padre, mis hermanos, mis tíos. Lo hacíamos a todas horas. Después, empecé en el Club Deportivo Ebro y un año más tarde fiché por el Amistad. Fueron cuatro años hasta llegar al Zaragoza en Infantiles. Es un tiempo muy bonito: grandes compañeros, grandes entrenadores y grandes recuerdos.
Después llegó un torneo que marca todas las infancias, el Torneo de Brunete…
Creo que es un torneo muy especial, el torneo que siempre quieres jugar: el de Canal + de Brunete. Tuvimos la ocasión, hicimos buen torneo, no llegamos a la final, pero formamos un buen equipo y supimos competir.
Fueron también tus primeras veces en La Romareda…
Era la época de Cani, Zapater, Generelo, los hermanos Milito, de un muy buen Zaragoza. Eran grandes partidos y había grandes adversarios. Recuerdo el gol de Messi en esa famosa jugada ante Ander Herrera y Contini. Me acuerdo también del 6-1 al Real Madrid. Una serie de momentos imborrables.
¿Qué siente un niño cuando le llama el Real Zaragoza?
Me sentí feliz, contento. Mi primer año fue con Santi Aragón. Muchos jugadores del Amistad hicimos el paso al Zaragoza. Es una transición sencilla porque el núcleo era conocido, pero todo te provoca una ilusión diferente. Es todo nuevo, llegas a La Ciudad Deportiva y te pones la camiseta que siempre quisiste ponerte: la del Real Zaragoza.
Te acompañaron grandes compañeros, pero se escuchaba especialmente el rumor de un jugador diferente: Kevin Lacruz. Un llegador de corte británico que llenaba de goles sus registros…
Puede ser que tuviera un perfil de mediocentro o mediapunta con llegada. En categorías inferiores y en el paso al fútbol de adultos siempre hice muchos goles. También después, cuando me desarrollé como lateral. Creo que esa intuición, la capacidad de aparecer por sorpresa ha marcado mi trayectoria.
Ese camino te llevó a la Selección Española, ¿cómo fue aquella experiencia?
Ya en alevín, infantil y cadete formé parte de la Selección Aragonesa. En cadete estuve con Alfredo Alba y en los años siguientes me llegó la llamada de la Selección Española. Participé en un Mundial y una Eurocopa con La Roja y eso es para siempre.
El debut con el Real Zaragoza
Tampoco de la siguiente, en 2009 llegó tu oportunidad con el primer equipo, en un partido en el Sánchez Pizjuán. ¿Cómo fue aquello?
Sí, sustituí a Jermaine Pennant y siempre lo tendré presente: mi foto con él es la que ha quedado en la memoria de todos. Fue un momento especial. Hoy he intercambiado mensajes con Marcelino y siempre le estaré agradecido. Él confío en mí y yo me lo gané. Hice una pretemporada muy buena y tuve la oportunidad de estrenarme con el Real Zaragoza.
¿Cómo era Marcelino y cómo era aquel equipo?
Marcelino ya era un gran entrenador entonces y lo ha seguido siendo después. Seguro que en un futuro podré tener ideas suyas que me sirvan como técnico. Aquel era un equipo con grandes jugadores. Recuerdo que cuando entré en ese vestuario el que más me impresionó fue Fabián Ayala. Había jugadores como Gabi, Jorge López, Ander, Pennant. Había mucho nivel…
Tu estreno en una convocatoria llegó unos meses antes, para celebrar un ascenso…
Fue algo único. Era la primera vez que vivía el fútbol profesional, mi primera semana con el Zaragoza. Todo impresionaba. Entrar al vestuario, cambiarme, pisar La Romareda. Luego llegó la hora de celebrar el ascenso. Y lo hicimos por todo lo alto. Nos montamos en el autobús, recorrimos toda Independencia y las calles estaban llenas de gente. Nunca me olvidaré de eso.
¿Cómo sería ahora?
Quizá todavía más especial. La afición espera el ascenso desde hace muchos años y se celebraría de una forma única.
Después de tu debut, de jugar más tarde en La Romareda y hacerlo muy bien, ¿qué pasó? ¿por qué se desterró a toda una generación de jugadores?
Éramos muchos y había jugadores muy buenos entonces. Víctor Laguardia, Joel Valencia, Jorge Ortí, Álex Sánchez, Ramiro… Hubo una serie de jugadores especiales que una dirección deportiva incompetente no supo ver. Pero logramos continuar nuestra carrera por otro lugar, de una manera excepcional.
En eso las cosas han cambiado, la cantera se cuida mucho mejor que entonces…
Cuando se apuesta de verdad, ahí están los resultados. La cantera de estos últimos años lo ha demostrado en el primer equipo. Si nosotros hubiéramos tenido continuidad, seguro que hubiéramos podido desarrollar nuestra carrera aquí.
¿Cuántos jugadores de aquella generación hubieran sido titulares en el Zaragoza de ahora?
Igual es muy atrevido, pero muchos, por no decir todos. Laguardia podría ser titular, Ortí, Ramiro, Álex Sánchez… Todos eran muy buenos en aquel momento, eran internacionales. No creo que los seleccionadores tuvieran tan mal ojo cuando solíamos acudir a todas las convocatorias de la Selección Española.
Una marcha dolorosa
Antes de tu salida, fuiste líder del filial, con 10 goles en tu último año de contrato. ¿Quién te dijo que no se iba a prolongar ese vínculo?
Fue Ander Garitano, que había sido mi entrenador en División de Honor Infantil y Juvenil y que era el técnico del filial. Me dijo que el club no iba a contar conmigo, cuando debería haber sido el Real Zaragoza el que lo hiciera. Después fue Luis Carlos Cuartero el que me lo comunicó. Ahí se cerró la conversación y yo empecé a pensar en mi futuro. Después de tantos años, esperaba una llamada del Real Zaragoza. En el otro lado está el que era mi entrenador: ya valoraba mucho a Ander Garitano y desde entonces lo consideré una persona todavía más importante.
Después llegó el filial del Betis, ¿cómo fue ese traslado?
Fue un año espectacular. Pudimos conseguir un ascenso. Tuve la suerte de poder marcar el gol en el último minuto. Sevilla es una ciudad brutal, conocí a Marta, mi actual novia, mi familia viajó, vinieron todos a verme. En aquel equipo empezaron a subir a los entrenamientos dos jugadores que os sonarán: Fabián Ruiz y Dani Ceballos. Sevilla me marcó mucho…
Una carrera ejemplar
El siguiente paso en tu estación fue el Guadalajara…
Me quedaba un año de contrato pero creía que mi etapa en filiales se había acabado. Me apetecía otra experiencia y llegó un gran proyecto, un gran entrenador y conseguimos jugar un playoff de ascenso a Segunda División.
Más tarde llegó tu regreso a Zaragoza, al Club Deportivo Ebro, dónde todo había empezado…
Me llamaron Ander Garitano y Emilio Larraz. Fue otra temporada magnífica, en la que marqué 10 goles. Éramos un equipo humilde y logramos permanecer, coincidí con ex compañeros como Álvaro Tierno o Carlos Javier y vivimos grandes experiencias. Más tarde llegó Ejea, Badalona, Barakaldo e hice carrera en Segunda B.
¿Se valoran poco esas categorías?
Puede ser. Yo desde luego le doy mucho valor. Y creo que todos los que han desarrollado su carrera entre Tercera, Primera RFEF, Segunda RFEF también lo hacen. Es muy difícil asentarte, hay mucha competencia. Es nivel élite, exige una dedicación profesional por mucho que no haya tantos medios como en categorías más altas. También se recuerda poco el nivel tan brutal que había en aquella Segunda B. Nos enfrentábamos al Alavés, al Eibar, al Elche, al Mallorca. Tuve la oportunidad de disfrutar de aquellos estadios, de vivir grandes partidos y temporadas bonitas.
Has vivido la profesión que todos los amantes de este deporte queremos tener y la profesión que todos consideramos esencial: la docencia. ¿Cuándo aparece el magisterio en tu vida?
Llegó hace cuatro años, en mi segunda temporada en el Club Deportivo Teruel. Apareció la posibilidad de dar clase en el Colegio Nuestra Señora del Carmen. Empecé a compaginar el fútbol y el colegio y hasta hoy han sido dos cosas esenciales en mi vida. Se acaba la primera pero continuaré con la segunda.
¿Qué te ha dado el fútbol que sirva también para tus alumnos?
Mis alumnos me han dado mucho a mí. Estos últimos años, en los que no tuve la oportunidad de jugar mucho, me comporté de una manera que está marcada por mi labor como profesor. La docencia me enseñó a empatizar con el compañero, a pensar en el equipo y a ayudar. Para mí es una suerte poder estar con mis alumnos. Este año, el fútbol lo haremos todavía con más ganas. Seguro que me meto a jugar (ríe).
¿Qué perfil de entrenador quieres ser?
Mi referente es Guardiola. Pero he tenido muchos técnicos que me han marcado: Garitano, Marcelino, Larraz… En la selección coincidí con Ginés Melendez, Aitor Karanka, Fernando Hierro, Luis Milla… Pero siempre me fijaré en el City de Guardiola. También me gusta el Arsenal de Arteta, el Girona de Míchel, el Tenerife de Óscar Cano o el Espanyol de Manolo González. A partir de esas y de otras referencias buscaré mi sello.
Una vida dedicada al fútbol
¿El fútbol te ha hecho feliz siempre?
Muy feliz. Pero ha habido momentos complicados, muchos. Recuerdo mi salida del Zaragoza, que fue muy dolorosa. Mi marcha de Sevilla. O de Guadalajara, donde también fui muy feliz… El fútbol te permite encontrarte con muchas personas, tomas vínculos con una ciudad y dejas muchas cosas atrás cuando te vas. Recuerdo que en Barakaldo estuve solo tres meses y al irnos de Portugalete, mi novia y yo lloramos. Además, están los momentos deportivos difíciles, partidos muy malos. El lunes tienes que seguir entrenando, a la espera de una oportunidad. Y si en esos momentos te acompaña tu familia y tus compañeros todo es más sencillo. Recuerdo la última temporada en el Teruel, en la que no jugué mucho, pero me consideraban una pieza fundamental para la plantilla. Si tienes unos buenos compañeros, como yo los tenía (Aparicio, Ponce, Borja, Stefan, Guille), es más fácil superar los tiempos más complicados.
La joya de la corona, un sobrenombre que ha sido casi una maldición para muchos jugadores, ¿qué consejo le darías a un jugador al que llamarán así si fuera uno de tus alumnos?
Que lo disfrute. Yo lo he disfrutado mucho. Me hubiera gustado jugar más partidos en Primera División y en Segunda, pero he tenido la suerte de conseguir muchas cosas importantes y guardo muchos recuerdos. Pueden parecer tonterías pero fui al Camp Nou o al Bernabéu y me crucé con Messi, con Guardiola, con Mourinho. Fui a hacer una pretemporada a Inglaterra, jugué contra Roberto Martínez, contra el Wigam. Y podría nombrarte muchas más cosas, pero estos detalles son especiales para todos los que hemos soñado con jugar al fútbol. Con el tiempo y la perspectiva, he aprendido a valorar esos momentos.
¿Cuántos ascensos tienes?
5 si cuento el del Zaragoza. El del Betis, los del Teruel y el del Ejea. 3 en mis últimas temporadas, no sé lo que hubiera pasado si hubiera seguido un año más (ríe).
¿Qué le debe Kevin Lacruz al fútbol?
Mucho. Son 25 años, más los 7 que nos dejamos. Siempre estuve con la pelota. De niño, hasta que no llegué a hacer 1000 toques no paré. Son muchos momentos, mucha gente, muchos recuerdos. Habrá días como hoy en los que eche más de menos el fútbol. Siempre me gustó jugar con lluvia. Pero es una decisión meditada, me he formado para hacer otras cosas. Tengo muchas inquietudes, tengo ganas de emprender otros proyectos y creo que me va a ir bien.
¿Tu siguiente sueño pasa por los banquillos de La Romareda?
¡Quién sabe! Si algo me ha demostrado también el fútbol es que nunca sabes por dónde pueden ir las cosas. Como entrenador tampoco me atrevería a decir ahora dónde voy a empezar ni dónde voy a terminar.