ZARAGOZA | Corría el minuto 80 en el Estadi Nacional de Andorra cuando Cristian Álvarez se echó la mano a la parte posterior de su pierna izquierda y pidió el cambio mientras en su cara una mueca de dolor hacía presagiar lo peor. “Microrrotura a nivel de la musculatura isquiosural de la pierna izquierda”, reflejaba el parte médico. Dentro de lo malo, el meta argentino solo se perdería dos partidos. Y la confianza era total en un Gaëtan Poussin que había sido fichado para disputarle el puesto a Cristian y en un Dani Rebollo que había cuajado una notable temporada en el Deportivo Aragón. Nada por lo que preocuparse en exceso.
Durante el mercado estival, Juan Carlos Cordero dejó claro que había que reforzar la portería y fue insistente en tener en la plantilla del primer equipo a tres guardametas de garantías. El tiempo le ha acabado dando la razón por la lesión del rosarino. Pero, de momento, el resultado no está siendo como todo el zaragocismo esperaba. Ni Poussin en primer lugar ni Rebollo después han sido capaces de demostrar su valía y hacer olvidar al portero y capitán del Real Zaragoza.
La pesadilla de Poussin y el nerviosismo de Rebollo
Proveniente del Girondins de Burdeos, Gaëtan Poussin se perfilaba como un gran competidor junto con Cristian Álvarez por el puesto de defender la portería maña. Y sus números así le avalaban. Durante su primer año en la élite del fútbol francés, disputó 14 partidos encajando 29 goles. La segunda etapa -esta vez en la Segunda División- con el club del país galo fue titular indiscutible jugando 35 partidos en los que encajó 24 goles y dejó la portería a cero en 13 ocasiones. El meta francés había dejado buenas sensaciones en pretemporada, estaba preparado y su turno había llegado. Pero su suerte se truncó y no en uno sino en dos partidos consecutivos.
Frente al Alcorcón, el equipo estaba realizando una notable primera parte. Los pupilos de Fran Escribá asediaban la portería defendida por Jesús Ruiz hasta que en el minuto 38 una indecisión entre el guardameta francés y Jaume Grau se convertiría en el primer gol del conjunto alfarero. La noche amarga de Poussin no quedaría ahí. Tras un gol anulado a Mollejo y el peso del partido volcado en el campo visitante, el meta galo quiso recibir un pase de Marc Aguado a un metro de distancia y le robaron la cartera. Segundo gol del Alcorcón y un debut deficiente.
Fran Escribá quiso seguir mostrándole su confianza y volvió a ser de la partida en Gijón. El francés fue uno de los mejores del equipo en sintonía con resto de sus compañeros que cuajaron uno de los mejores partidos del curso. El meta se mostró solvente por arriba y realizó un par de paradas de mérito. Pero el destino se cebaría otra vez con Poussin. A falta de menos de un minuto para el pitido final, lanzó el balón al suelo e Insúa apareció por detrás y marcó a placer. Una jugada propia de un programa de humor se convertiría en una película de horror para el portero zaragocista.
De esta forma, el entrenador valenciano decidió que Dani Rebollo debería jugar el próximo enfrentamiento frente al Burgos. Partido en el que los locales solo dispararon a puerta en dos ocasiones y una acabó en gol. Motivos por los que no se pudo ver realmente el nivel del meta andaluz. El pasado lunes, el Real Zaragoza se enfrentaría al Oviedo en un partido que podía marcar el destino de un Fran Escribá en el punto de mira. Con Rebollo bajo palos, el equipo estuvo a punto de protagonizar otra jugada de absoluta comedia tras un intento de regate en el área pequeña por parte de su guardameta. Por suerte, Seoane mandaría el balón a la madera y le perdonaría la vida a Rebollo. A partir de entonces, el onubense fue un manojo de nervios cada vez que le llegaba la pelota a los pies. La inseguridad en él era palpable y demostró que quizás le viene algo grande la situación.
Ahora y en medio de una vorágine de resultados, el equipo no tiene un portero en el que depositar su plena confianza como sí viene pasando estos últimos siete años atrás con un Cristian Álvarez al que es difícil hacer desaparecer su alargada sombra.