ZARAGOZA | El Real Zaragoza encontró ante el Sporting algo que llevaba semanas buscando: una conexión a la que agarrarse en campo rival. Si Soberón puso el gol, el instinto y la intuición dentro del área, Dani Gómez se encargó del resto fuera de ella. El nuevo delantero del conjunto aragonés dibujó un perfil de delantero diferente, moderno, más asociativo que eficaz de cara a puerta. La Romareda, consciente de ello, premió su esfuerzo en el cambio.
Con Soberón disponible, las posibilidades se multiplican. Su fútbol también se explica lejos del área rival, pero Ramírez, astuto y con buen tino, modificó su rol en la segunda parte e interpretó bien lo que exigía su cuerpo después de tantos meses de baja: una posición más fija, cerca de la portería contraria, que no le obligase a encadenar esfuerzos constantemente. Menos fue más con el cántabro, que vio puerta en una jugada de fútbol sala.
Al Real Zaragoza de las dos últimas semanas le persigue una anomalía: tiene a todos los delanteros disponibles por primera vez en todo el curso. El esquema, de momento, reduce las opciones a dos nombres y ahí opositan principalmente Soberón, Gómez y Bazdar, que ha perdido fuelle en la última fase de la competición. Sobrado de recursos, cualquier elección parece buena.
El Zaragoza cuenta con una ventaja competitiva: todos parecen adaptables y complementarios al mismo tiempo. A pesar de que a Bazdar no le favoreció en exceso la primera impresión como delantero referencia, su talento es inagotable y una fuente de la que debe nutrirse el equipo de Miguel Ángel Ramírez.
