ZARAGOZA | El derbi aragonés de este año ha sido atípico comparado con los anteriores, marcado por polémicas que, por primera vez, se trasladaron a la grada en lugar de quedar en el campo. Un enfrentamiento que ha unido a dos aficiones rivales en una causa común: protestar contra los elevados precios de las entradas ofrecidas por el club oscense que, al final, tuvo que regalar las entradas para llenar el estadio. Sin embargo, ninguno de los equipos estaba dispuesto a conformarse con un empate; ambos buscaban la victoria, porque no es solo un derbi cualquiera, es el derbi aragonés. El Huesca comenzó el partido con una marcha más, imponiendo su intensidad desde el gol de Gerard Valentín en el minuto 24 de la primera parte, mientras el Real Zaragoza pedía a gritos el descanso. Sin embargo, los oscenses, en parte por beneficio del Real Zaragoza, se relajaron. Optaron por una táctica que permitió que se generara el enlace entre Aketxe y Azón, quien empató el partido en el minuto 66. Al final, reparto de puntos en el Alcoraz, en un encuentro de altibajos que culminó con un justo empate.
Antes del comienzo del partido, se guardó un minuto de silencio en honor a las víctimas de la DANA. Sorprendiendo a todos, el Real Zaragoza de Víctor Fernández abandonó la formación en rombo que tan buenos resultados estaba dando y volvió al 4-4-2, con Jair Amador regresando a la titularidad tras su conflicto en el pasado mercado de verano. En el último partido ante el Granada, el equipo blanquiazul había marcado a los 40 segundos de juego, dando la impresión de que su mala racha defensiva nada más iniciarse el partido había quedado atrás, y en este encuentro, aunque se mantuvo la mejoría, el peligro estuvo muy cerca: Marcos Luna salvó en la línea de gol con el pecho, tras una brillante jugada individual de Soko, quien dejó a Javi Pérez prácticamente solo en segunda línea.
El Real Zaragoza comenzó con mal pie, incapaz de manejar el balón con fluidez y con una defensa que carecía de comunicación, especialmente ante las numerosas incursiones de Soko por la banda izquierda. Los delanteros zaragocistas apenas tocaron la pelota en los primeros minutos. Por el contrario, el Huesca mostraba una cara muy distinta: consciente de lo que estaba en juego y del ritmo que exigía el derbi aragonés, presionaba alto y en bloque, y en ataque no dudaba en buscar pases largos y al espacio para sus extremos. Los oscenses parecían jugar con una marcha más, en sexta, mientras sus rivales se quedaban atrás, un coche atascado en segunda.
Gerard Valentín abrió el marcador en el minuto 24´. Tras recuperar un balón perdido de Aketxe, Soko recibió abierto por la banda y envió un centro al área. Aunque la zaga blanquiazul logró despejar el balón, el rebote cayó en los pies del dorsal 7, quien, desde fuera del área y con su pierna menos hábil, lanzó un disparo perfecto a la escuadra derecha de Gaetán, poniendo al Huesca en ventaja en un partido en el que todo les salía bien.
El Real Zaragoza intentó reaccionar con una buena jugada combinativa que, sin embargo, se diluyó sin peligro, y un remate prometedor de Bazdar fue milagrosamente detenido por las manoplas de Dani Jiménez. Pero no era suficiente; sobraban nervios y faltaba la tensión necesaria en los jugadores de Víctor Fernández, quienes tenían serias dificultades para responder a las acciones del Huesca y abrirse paso con claridad en el campo, faltaba balón. Las aperturas de los extremos descolocaban al Zaragoza, permitiendo tanto a Soko como a Javi Hernández incorporarse como rápidas dagas al ataque, antes de que la defensa blanquiazul pudiera reajustarse.
Segunda parte
Con un mal sabor de boca comenzaban los otros 45 minutos. La intencionalidad de los jugadores del Huesca era claramente diferente, y por diferente me refiero a superior, en todos los aspectos: desde la presión hasta la capacidad para ganar duelos, pasando por la comunicación dentro del equipo. Sin embargo, el partido seguía abierto, y eso solo beneficiaba a un equipo: al Real Zaragoza. El técnico oscense era consciente del buen juego de su equipo, que obligaba a su rival a arriesgar más si quería tomar el control del partido y que, como estrategia, trababa el partido y aumentaba la agresividad en las entradas.
A pesar de no efectuar ningún cambio durante el descanso, Víctor Fernández reajustó la posición de Aketxe, colocándolo más centrado, casi como mediapunta, con el objetivo de adueñarse del juego y, lo más importante, tener más la pelota. Esta estrategia resultó efectiva, permitiendo al Real Zaragoza espabilar y generar varias jugadas peligrosas al borde del área. Sin embargo, el cambio afectó especialmente la salida de balón desde atrás, dejando un espacio vacío en el centro del campo, con pocos jugadores blanquiazules, lo que permitió al conjunto oscense llegar con peligro.
Pero claro, cuando intentas jugar los primeros 45 minutos y luego te dedicas a provocar faltas y cortar el juego, es cuando los balones parados y la presión del Real Zaragoza en el área rival se convierten en factores decisivos. Así, en el minuto 66, Iván Azón, el rey león del equipo, el que llevaba dos jornadas consecutivas degustando portería, empató el partido tras un centro de Aketxe, quien le cedió el balón para empujarlo dentro de la portería, una jugada que reactivó el partido y despertó a los aficionados. El equipo visitante igualaba el marcador, dejando al Huesca desconcertado, incapaz de anticipar el cambio de actitud y ritmo de su principal rival.
Quedaba aún todo por disputar: quince largos minutos para romper el empate y llevarse el derbi. El Real Zaragoza había tenido algunas oportunidades más para doblegar al Huesca, pero tras realizar cambios, el equipo oscense comenzó a mover el balón con mayor fluidez. Recuperaba el control del juego, generando peligro con el balón a los pies, como lo hizo en la primera parte y en el gol que abrió el marcador. Ambos equipos atacaban con intensidad, enviando balones largos para los desmarques de ruptura, mientras los extremos acechaban cualquier espacio que permitiera el avance y los delanteros buscaban el ángulo perfecto para el disparo. Después de 75 minutos, ambos jugaban con la misma marcha puesta, y tras los 4´de añadido el derbi terminó en empate, justo a mi parecer.