Una estación de esquí pionera, un destino perfecto para miles y miles de personas tanto de España como fuera de sus fronteras, un escenario que alberga importantes competiciones deportivas y el ambicioso Circuito de Biatlón, un lugar que crea riqueza y cientos de puestos de trabajo… Candanchú no es una estación cualquiera, es mucho más. Por ello, su posible cierre ha agitado totalmente el Pirineo.
Desde que en el 2012 la estación entrara en concurso de acreedores, la situación ha ido decayendo año tras año hasta que la crisis pandémica ha dado el golpe de gracia para confirmar lo que, de momento, parece ser su fin. La empresa propietaria, Ibernieve, confirmó el cierre de Candanchú, lo que ha desatado un fuerte movimiento en contra de esta decisión.
Conscientes del tremendo impacto económico que podría suponer su cierre, el Gobierno de Aragón, Aramón, la DPH y más instituciones se están reuniendo para encontrar una solución. Por desgracia, como dice Ángel Gárate, trabajador de la estación, el tiempo corre en contra e, incluso, “ya se llega tarde”.
Reacción positiva y rápida
“La decisión se debe ser inmediata. Tenemos que empezar a realizar trabajos de revisión de todo el material de las pistas para que la estación esté a punto cuando comience la temporada. La estación lleva parada 20 meses, las sillas ni se han mirado ni nada y nos vamos a encontrar más averías de las que surgen de normal, lo cual significará una mayor inversión. Si el 1 de septiembre no se empieza a trabajar, ya se pondrá todo muy negro“, explica el altoaragonés.
El trabajo es muy complejo, pero más complejo lo será cuando empiece a llegar el otoño. El año pasado, a finales de septiembre, ya cayó la primera nevada importante en Candanchú. Por ello, para los trabajadores lo ideal es que la decisión se tomara en esta primera quincena de agosto.
Para Gárate, resulta incomprensible que no se predijera esta situación con mayor antelación debido a que “se lleva con esta incertidumbre desde hace muchísimo tiempo”. “La situación es más compleja porque no se debe buscar un parche, después de tantos años haciéndolo, eso ya no vale. Se debe realizar un proyecto de futuro que sepa potenciar el Valle de Aragón. Esto nos incumbe a todos”, concluía.
Una patada al deporte
El cierre de Candanchú sería un mazazo para la economía aragonesa pero también puede ser un golpe muy duro para el esquí, y no solo autonómico. La Federación Aragonesa de Deportes de Invierno no dudó en mostrar su rechazo al cierre de la estación donde. José Ricard Abad ‘Jorri‘, presidente de la FADI, explica las razones.
Queremos entrenar en Candanchú y no podemos dejarla morir
“Candanchú comenzó siendo, junto a Sierra Nevada, una de las zonas donde más deporte de invierno se practicaba e impulsaba. Tiene el único circuito de biatlón homologado en España, un gran circuito de esquí de fondo y un escenario perfecto para el entrenamiento del equipo de esquí al pino. Podríamos tener otras alternativas, sí, pero queremos entrenar en Candanchú, queremos que sea una de nuestras opciones y no podemos dejarla morir“, confesaba el presidente.
Aun así, reitera que sería muy egoísta pensar solo en el deporte aunque sean una federación: “Una estación es motor económico impresionante para el valle donde se encuentra. Por ello, debe haber una colaboración por parte de todos para su supervivencia. Porque lo mismo pasa en las ciudades con las grandes fábricas. Aquí no tenemos enormes polígonos industriales, tenemos importantísimas estaciones de esquí que son verdaderos motores económicos, que no solo generan para sí mismas sino que también repercuten miles de negocios de la zona”.
De momento, el futuro de Candanchú continúa siendo una incógnita mientras la supervivencia de la estación sigue sumando apoyo. Jorri admite que es optimista de cara al futuro de esta situación y espera que se tome una decisión “sin atender a los intereses políticos”. El futuro está en juego.