ZARAGOZA | La derrota del Real Zaragoza ante la SD Eibar ha descubierto el peor momento de toda la temporada. Las dudas se dirigen a Escribá, en un paso natural de todas las crisis en el fútbol. Pero apuntan también a la plantilla, por mucho que siga siendo la mejor del último lustro. Muchos sospechan que lo que pareció oro al inicio, ni siquiera es plata ahora, cuando el fútbol y las rachas se complican, cuando se pide responsabilidad en el momento de la verdad.
Los números reflejan la peor versión de un equipo, negado también en la aritmética. El Zaragoza ha sumado 5 de los últimos 21 puntos en juego y solo cuenta un punto de los últimos 12 en La Romareda. Mirandés, Alcorcón y Eibar se han llevado la victoria del estadio Municipal, siempre con goles en la última franja de los encuentros.
Especialmente preocupante pareció la caída ante el Eibar, en la que el Real Zaragoza dejó escapar una victoria que parecía escrita. Marcó dos veces sin que fuera una consecuencia del juego. Encontró los atajos del fútbol directo, pero después no supo enfriar el partido, convertirlo en un encuentro de segunda. No logró lo más simple: que en la segunda mitad pasaran pocas cosas. Sucedieron muchas y todas fueron en su contra, con Stoichkov al mando de las operaciones y Jair en el lugar de las disculpas.
El panorama se complica con la lesión de Cristian Álvarez, que recayó de un problema muscular. Si alguien había tomado el liderazgo simbólico en su ausencia era Maikel Mesa, que faltará también en un duelo trascendental ante el Burgos. No conviene tampoco apurar con Francho Serrano, que ha faltado en la peor racha del curso. Muchos le miran a él como la única solución y, aunque pueda serlo, necesitará un par de semanas para recuperar la explosividad de su arranque.
Condenado por errores individuales y por nociones colectivas, el Real Zaragoza repasa el mes de competición y encuentra una maldición. El equipo ha descubierto sus debilidades y el suyo no parece un problema de sistemas, sino de ánimo, identidad y de fútbol. El último duelo de octubre será una final anticipada: en El Plantío se jugará el partido más importante hasta la fecha. Y la prueba examinará a Escribá y a toda su plantilla.