La defensa del Real Zaragoza avanza en lograr la seguridad que tanto echaba de menos el equipo. Ha costado mucho comenzar a conseguir estabilidad. El objetivo todavía no se ha logrado por completo, pero Víctor Fernández ha logrado, como si de la recuperación de septiembre se tratara, que sus pupilos hayan hincado los codos para aprender a defender a pasos agigantados.
Un largo camino que ahora comienza a ver la luz. No hay que olvidar que el mal rendimiento defensivo lleva afectando al Real Zaragoza desde hace varias temporadas. Algo que es consecuencia directa de las malas planificaciones deportivas que se han realizado en defensa con el comienzo de cada campaña.
Si echamos la vista atrás, el Real Zaragoza ha sufrido muchos bailes defensivos incluso, en la temporada que más cerca se quedó de ascender a Primera División con Ranko Popovic en el banquillo.
Evolución defensiva
Rubén y Mario parecían por veteranía, los teóricos titulares. Las pilas de ambos se fueron apagando y Vallejo irrumpió con fuerza. Cabrera, que oscilaba entre el centro y el lateral, fue otra opción que se tuvo muy en cuenta.
Precisamente, Cabrera y Vallejo se consolidaron a la temporada siguiente en el centro de la defensa, ante el crecimiento de Rico en el lateral izquierdo. La condena del Real Zaragoza a la Segunda División hizo mcuhos futbolistas estuvieran llamados a abandonar el club.
La defensa tuvo que rehacerse partiendo prácticamente de cero. Solo Cabrera mantuvo su puesto durante un año más. El intercambio de cromos para acompañar al uruguayo fue constante durante 2017. Bagnack dejó más risas que ovaciones en la grada de La Romareda, José Enrique no rindió a buen nivel y Silva cometía costosos errores.
En el mercado de invierno, el Real Zaragoza intentó rehacer la defensa con las desafortunadas llegadas de Fletcher y de Jesús Valentín.
Comienza la continuidad
Por fin, la temporada pasada parecía que se comenzaba a conseguir cierta continuidad en el centro de la defensa con Grippo y Mikel González. A ellos había que sumar un Verdasca al que le faltaba progresar, pero que fue concebido en la dirección deportiva como una inversión de futuro.
Esta temporada la mala fortuna de Grippo con su lesión y el bajo rendimiento de Verdasca dejaron coja a la defensa del Real Zaragoza. La opción de Bruno Perone no aportaba garantías, por lo que se buscó su salida en el mercado de invierno.
Guitián y Dorado
Y así, de imprevisto y sin contemplarlo en la planificación inicial, han aparecido los dos centrales que más seguridad pueden llegar a aportar al Real Zaragoza en las últimas temporadas. Guitián y Dorado eran hasta la semana pasada una pareja inédita. Jugando juntos por primera vez demostraron un gran entendimiento, además de una voluntad de trabajo encomiable.
Quedan aspectos por perfeccionar, pero Guitián y Dorado tienen muy claros los conceptos defensivos que Víctor Fernández quiere aplicar en el Real Zaragoza. Con ello, más la necesaria mejoría en la defensa del balón parado, los blanquillos habrán conseguido aprobar una de sus grandes asignaturas pendientes. El mal estudiante comienza a hincar los codos.