La Escudería Jiloca sobrevive en un entorno deportivo selecto tanto económico como social. Parece que el motor se atañe tan solo a las carreras de Fórmula 1 o a la de las motos, pero este deporte es mucho más complejo y variopinto respecto a la imagen que se suele tener. Hablamos con la famosa escudería de Calamocha para saber más sobre cómo es luchar contra viento y marea para lograr que su cometido deportivo llegue a buen puerto.
“El mantenimiento de una escudería no es meramente económica aunque es una pata vital para nosotros. Las aportaciones de los socios son vitales para que podamos cumplir con nuestros objetivos. Sin embargo, sería imposible concebir esto sin el trabajo de la directiva y los socios para que la escudería siga adelante”, analizan.
La Escudería Jiloca lleva muchos años desempeñando un función beneficiosa para Calamocha y todo su entorno. Desde la organización de pruebas deportivas -como Autocross Villa de Calamocha, el Salom Villa de Calamocha y las Tandas Circuito el Gazapón- hasta el asesoramiento a pilotos. Esta última labor adquiere una mayor importancia pues la entrada a este ‘mundillo’ es ardua y compleja.
“Realizamos un asesoramiento deportivo a nivel de reglamentación, formas de actuar y trabajo; acompañamos a los deportistas tanto en la preparación de los vehículos como en la participación en las pruebas”, explican.
Aficionados, la mejor medicina
En tercer lugar, está la labor más importante para la Escudería Jiloca: la captación de aficionados que retroalimenten este deporte. Hoy en día, “el mundo del motor tiene aficionados” aunque no cuentan con un volumen sustancial que permita subir otro escalón para potenciar tanto la escudería como sus competiciones. Ante esto, crear afición se ha convertido en una prioridad. La organización de carreras o las campañas de fomento del motor en el sur de Aragón se han convertido en sus mejores armas para lograrlo.
Aun así, la escudería aragonesa tiene que esquivar cada obstáculo con gran destreza como un autocross durante una carrera. La llegada de la pandemia también ha supuesto un duro golpe para ellos: “El coronavirus nos ha trastocado mucho y nos está haciendo cambiar las previsiones de este año y del próximo”.
La suspensión de carreras hasta, incluso, las que habrá dentro de cuatro o cinco meses, o la ausencia de público en las celebradas ha supuesto un freno en toda regla para pilotos y escudería. La principal herramienta de promoción se ha ido por la borda en un año muy complicado.
Sin embargo, la Escudería Jiloca continúa remando contracorriente como ya venía haciéndolo. La confianza en que se seguirá apostando por este deporte es total; tanto directiva como socios persistirán con trabajo y entrega para que este deporte y esta escudería sigan creciendo año tras año.