Sergio Bermejo sonríe en la pretemporada, feliz en espacios intermedios. Carcedo dibuja un plan en el que se siente protagonista. Ya con el dorsal más simbólico del fútbol, Bermejo quiere ser el 10 que el Zaragoza necesita. Vive feliz en la zona del enganche, con espacio para cambiar el ritmo y con un lugar para mejorar la jugada.
A Bermejo se le pide que sea un jugador constante, no un artista que va y viene en los partidos. Hay quien cree que su irregularidad es incorregible, un defecto que volverá a ser visible a lo largo del curso. Otros piensan que este será definitivamente su año. Las dos pruebas de pretemporada, ubicadas en un contexto menor y favorable para su juego, son ilusionantes pero no permiten sacar conclusiones demasiado definitivas. Quizá sí que sirven los últimos partidos que cuajó en el curso pasado. En el tramo final demostró que está más cerca de su explosión definitiva. Más maduro y comprometido en el juego colectivo, cuidó el balón y todos los matices. Unos meses más tarde está a un paso de su renovación, ante la temporada más importante de toda su carrera.
Sergio Bermejo, poesía de plata
¡Qué golazo, @sergio17bermejo! ⚽️😃 pic.twitter.com/ifnHnmY9B0
— Real Zaragoza 🦁🤍💙 (@RealZaragoza) July 20, 2022
El fútbol de Bermejo se entiende desde el regate. Utiliza el quiebro como el mejor atajo del juego, como una salida natural en el laberinto. Se maneja bien en los espacios reducidos y puede cambiar de opinión dos veces en el mismo metro. Amaga con el último pase pero resuelve mejor las jugadas cuando piensa en sí mismo que cuando juega para el resto.
Inconstante en las temporadas y frágil en los duelos, Bermejo necesita un entrenador que entienda su juego. Los primeros pasos de Carcedo le sitúan sobre esa pista: el técnico quiere que Bermejo sea una pieza estratégica en su equipo. Los dos primeros ensayos de la pretemporada, ante sparrings sin mucho margen, han probado que Bermejo tiene algo diferente al resto de la plantilla. Imaginación, regate y goles en su izquierda.
El fútbol en Segunda División es prosa y hay quien ve en la zurda de Bermejo algunas dosis de poesía. Pillo unas veces e inocente las otras, su carrera es corta, ágil, como la pedalada sutil de un escalador puro.
Bermejo busca un lugar esencial en el nuevo Zaragoza, y quiere ser el futbolista que se intuye entre todas sus lagunas. Con el dorsal que se elige para los distintos, Bermejo afronta en este curso su etapa reina.