ZARAGOZA | Lluís López marcó ante el Albacete su primer gol con la camiseta del Real Zaragoza. El tanto llegó de cabeza: en un salto poderoso, firme y en un remate inapelable. Su gol sirvió para redondear un buen partido del central, que vive su mejor tramo en La Romareda. López ha corregido muchos de sus defectos en la marca y parece cada vez más serio, decidido a ganarse un sitio en el Zaragoza que viene.
El club le ha ofrecido una renovación escueta, con la intención de prolongar su vínculo durante dos temporadas, a través de una rebaja de su salario. López de momento se mantiene a la espera y responde con el mejor fútbol que ha ofrecido en Zaragoza. El central catalán tiene margen de crecimiento y una ventaja respecto a muchos de sus compañeros de línea: esta temporada es mejor futbolista de lo que fue en la pasada.
Lluís López siempre ha provocado una gran división de opiniones. Desde el principio, pareció mejor futbolista que defensor, con solvencia en la salida del juego y errores graves en el duelo individual. Durante mucho tiempo, se acostumbró a posar en goles que marcaron otros. Este curso ha cambiado esa suerte, hasta parecer en muchos tramos el central más regular del curso.
Carcedo le dio un lugar que Escribá ha mantenido en la temporada. López, al que algunos asignaron los males del defensor moderno, ha trabajado sus defectos en silencio. Anticipa mejor, cuida con más tacto la marca en la estrategia y ha crecido las situaciones a campo abierto. Mantiene su personalidad en el inicio y en 23 partidos ha efectuado 125 recuperaciones y ya supera el 50% de éxito en los duelos.
Su técnico le considera una pieza estratégica en la mejora defensiva del grupo. Después de los siete tantos encajados frente a Alavés y Málaga, el Zaragoza solo ha encajado dos en los cinco partidos siguientes. López ha sido el central más utilizado en ese tiempo y el equipo solo ha recibido un gol con él sobre el césped.
El central no parece todavía un producto acabado: sigue teniendo despistes en la salida del juego, sufre ante la aceleración de los rivales en el enfrentamiento individual y se pierde en jugadas intrascendentes. Pero en el camino ha mostrado personalidad y confianza, hasta desdecir a una crítica que nunca creyó en su juego.
A la espera de noticias sobre la prolongación de su contrato, el catalán es ya un multiusos en este Zaragoza. Híbrido entre titular y el mejor de los suplentes, Escribá se fía ahora del progreso de Lluís López, un central en crecimiento.