ZARAGOZA | Desde el gol de Gaëtan Poussin se han encadenado las buenas noticias para el Real Zaragoza. Tras el triunfo del Deportivo Aragón, que supuso un paso clave hacia la salvación, el balance de la jornada le resulta claramente favorable al primer equipo. La victoria del Sporting de Gijón en el Nuevo Pepico Amat ante el Eldense duplica la distancia con el descenso. Ni Castellón ni Albacete ni Cádiz lograron vencer y todos ellos han perdido puntos en el fin de semana. Solo el Sporting de Gijón logró vencer en el estreno de Ander Garitano. Y el peaje resulta extremadamente valioso: sirvió para que el Zaragoza evitase vivir una semana en descenso.
En el minuto 70 del partido en La Romareda todo parecía perdido. La grada alentaba con todo, sin descanso. Pero lo hacía con la fe de quien busca algo que no está, de quien persigue un milagro. Lo encontró en los pies de su central y en la cabeza de su portero, capaces de reinar en el área contraria. El estudio de la frase anterior dice muchas cosas. Pero eso es otra historia. En ese punto del relato cambiaron los vientos. El vendaval partió de la grada y Poussin, maldito en la primera parte, alcanzó el mejor perdón de la historia. Cuesta reprocharle algo al que ha provocado lágrimas de felicidad a todo un estadio.
El Eldense perdió en un duelo tan loco como el que se vivió en La Romareda. El que se jugó en El Nuevo Pepico Amat estuvo a punto de acabar en martes. Gelabert y Dubasin marcaron una distancia que pareció insalvable, hasta que llegaron los centros de Marc Mateu. La suerte le sonrió al histórico y le dio la espalda al Eldense, que se quejó de la actuación arbitral. Tenía algún motivo. Pero el Sporting no ganó solo por eso. Venció, entre otras cosas, porque tiene a un delantero total y a un portero con magia en sus manos. No fue la única cosa asombrosa que jugó esta jornada a favor del Real Zaragoza. Acostumbrado a que le persigan algunas maldiciones, todo cambió en el minuto 70, justo cuando se mascaba la derrota.
Muchos, quizá atrevidos, elaboramos una teoría improvisada con el empate: los dioses del fútbol no quieren que el Zaragoza descienda. Y la idea tiene cierto sentido. Al menos, durante esta jornada.