El Real Zaragoza superó en Ponferrada un bloqueo que se extendió hasta la quinta jornada. El equipo se comportó como un bloque, se ordenó mejor y Giuliano Simeone se convirtió en el principio y en el fin del ataque. La imagen al acabar el encuentro fue simbólica. El grupo se reunió en un abrazo común. En ese instante se vio la clave de un vestuario que siempre ha mostrado fe en lo que hace.
Dentro de ese fotograma llamó la atención la arenga de Jairo Quinteros, que aún no se ha estrenado con el Zaragoza. También aplaudían entusiasmados Francho Serrano o Gaizka Larrazabal, que cumplieron con su cometido en el poco tiempo que Carcedo les concedió. La imagen refleja la unidad del equipo, capaz de integrar también a los que han disfrutado de menores oportunidades.
¡Qué ganas teníamos de daros una victoria! 🤍💙
¡𝗔 𝗽𝗼𝗿 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗮𝘀 𝗺𝗮́𝘀, 𝘇𝗮𝗿𝗮𝗴𝗼𝗰𝗶𝘀𝘁𝗮𝘀! 🦁#PonferradinaRealZaragoza #DefendiendoAlLeón 🦁 pic.twitter.com/wLgofTxCXI
— Real Zaragoza 🦁🤍💙 (@RealZaragoza) September 11, 2022
La victoria fue el ejemplo ideal de lo que siempre ha sido esta competición. El Zaragoza hizo muchas cosas bien en El Toralín. Leyó el partido, intuyó que el juego se decidiría a la carrera y se agrupó cuando tuvo que hacerlo. Para vencer, tuvo que sufrir y aplicarse en la defensa del área, quizá porque en esta liga cualquier partido es muchos en uno solo. En ataque, todos los decidió Giuliano Simeone. El argentino fue un ciclón, un delantero vertical y generoso. Tanto, que responsabilizó a todo el grupo de los goles de que fueron propios.
Juan Carlos Carcedo acertó más que nunca en la dirección del partido. Al acabar dejó una frase que resume los sentimientos del vestuario y la fotografía del triunfo: “Cuando un equipo quiere tanto como hoy, solo hay que darle las gracias”.