Carlota Rubio (Zaragoza, 1993) ha sido una de las jugadoras destacadas del Unizar Dominicos, equipo zaragozano de la División de Honor Plata. En enero de 2021 volvía a jugar, tras superar dos graves lesiones del cruzado que se produjo al inicio de la temporada 19/20, por lo que pasó unos 14 meses fuera de las pistas. Tras formarse en el Dominicos y el el SAFA Sagrada Familia, debutó en División de Honor Plata en el Rótulos Plasneón. También ha militado en el Sporting La Rioja (Plata) y en la máxima categoría, la División de Honor, en el Córdoba, Granollers (2 temporadas) y Valencia. Antes de su regreso al Dominicos, jugó en el Sant Joan D’Espi de Plata. Es graduada en Magisterio de Primaria, con mención de Pedagogía Terapéutica y está cursando la mención de Audición y Lenguaje. El pasado mes de febrero, hablábamos con el técnico ayudante del Dominicos, David Fernández.
Habéis terminado en séptima posición de la División de Honor Plata, con 11 victorias y 2 empates en 26 jornadas. ¿Qué balance haces de la temporada?
Si nos lo dicen a principio de temporada, supongo que es una valoración positiva; pero a lo largo de la campaña hemos visto que podíamos haber conseguido algún punto más que se nos ha escapado. A falta de dos jornada podíamos haber quedado sextas. La valoración es buena, pero no ha sido la mejor temporada. Hemos ido perdiendo gente por el camino por momentos debido al covid y a las lesiones; y a mitad de temporada dimos un salto que se notó en los resultados, en la forma de jugar y en nuestra actitud y ganas para ir a entrenar y jugar.
¿Cómo te has notado a nivel personal?
Estuve trece o catorce meses sin jugar en pista entre la lesión, operarme y volver a jugar en liga, pero ya llevaba entrenando desde octubre. Lo bueno es que he vuelto a jugar en mi casa, Dominicos, donde he estado muy arropada desde el principio. Tras dos años seguidos de lesiones, ha sido complicado y es normal empezar con algo de miedo. No estoy como estaba antes físicamente, pero me he vuelto a sentir jugadora de balonmano y estoy muy contenta.
“Me he vuelto a sentir jugadora de balonmano”
¿Cómo te enganchaste al balonmano?
Primero probé un entrenamiento de baloncesto, pero no me gusto nada. ¡Recuerdo que ni cogí el balón! Tenía cinco años. Me dijeron que probara el balonmano, y lo hice pensando en mi cabeza pensando que era balón prisionero. Fui al primer entrenamiento, vi a todos los chicos sentados en el bordillo en el patio de Dominicos y me dije ‘no quiero ir a entrenar, qué es esto!. Me vio Paco Torres, anterior presidente del Dominicos, me explicó que era este deporte, me cogió el material y se me pasó. Se puede decir que por una equivocación estoy aquí (risas). Juego porque me gusta, si no no seguiría jugando.
La primera vez que pasaste a jugar en un club fuera de tu ciudad, al marcharte a Logroño, imagino que sería un paso importante al abandonar tu zona de confort…
Estaba a punto de cumplir los 19 años y se me juntó un cúmulo de circunstancias. Llegué a la conclusión de que necesitaba irme y tenía ganas de probar experiencias nuevas, y volé.
¿Qué recuerdas del debut en la máxima categoría, División de Honor?
Adesal Córdoba acababa de bajar de División de Honor, por lo que en principio iba a sacar el equipo en Plata. Al final, les dieron la plaza en División de Honor, pero hasta que no jugué el primer partido no me di cuenta de lo que es esta categoría. En el primer ataque que entré, en un partido contra Zuazo de Barakaldo, me hicieron falta y fue como ¡bienvenida Carlota a la División de Honor femenina!
¿Hay suficiente afición y tirón del balonmano en Zaragoza?
No digo que ahora no haya afición, que la hay, pero creo que cuando estaba el Balonmano Aragón había mucha más. Un equipo masculino en la élite tira más que dos equipos de plata. La base femenina se está trabajando muy bien en varios equipos, pero seguimos siendo pocas, y eso determina la afición que tengas. Este año he entrenado a las chicas juveniles, y sigue habiendo cuatro equipos.
¿Cuándo empezaste a pensar en entrenar a otros jugadores?
Fue a los 16 años. Me saqué el curso de entrenadora, y el año pasado aproveché la cuarentena para sacarme el curso de territorial y, por decirlo de alguna manera, estoy haciendo ‘las prácticas’ con las juveniles. Es algo que me gusta, ya que he estudiado para trabajar con niños. En balonmano mini me siento muy cómoda como entrenadora y se nota mucho el proceso de evolución durante la temporada en los niños. Al empezar no sabían ni dónde tenían que pisar dentro del campo, o se metían dentro del área. Ver como al final del curso terminan lanzando, haciendo el ciclo de pasos o metiendo gol es muy enriquecedor y reconfortante para mi. En juveniles, el balonmano es más parecido al que yo entreno.
¿Qué va a ser de Carlota Rubio la próxima temporada?
Estoy a la expectativa, de momento no hemos hablado. Dominicos sabe que vine aquí porque me estaba recuperando de un cruzado, pero si puedo y tengo la oportunidad de algo que me interese, voy a volver a salir fuera de Zaragoza. No quiere decir que yo haya estado mal, todo lo contrario, esta es mi casa y me han dado la opción de quedarme aquí y ayudarme a recuperarme desde que lo pedí el pasado mes de junio. Pero de momento no tengo nada.