Asoma una nueva parada en el itinerario de la Primera División. Por primera vez en 2019 los aficionados azulgranas tendrán que hacer las maletas y lanzarse a la carretera para ver a su equipo buscar la segunda victoria del año y la tercera de la temporada. Esta vez el destino es Leganés y el trayecto tiene unos 400 kilómetros, es decir, algo menos de cuatro horas de viaje.
Las calles del municipio madrileño acogerán a todos los seguidores azulgranas que se desplacen. El horario, a las 13.00 horas del sábado, y su gran cercanía a la capital de España son dos factores a tener en cuenta para visitar Butarque.
Butarque, acogedor y vibrante
El estadio del Leganés está ubicado a escasos minutos de la parada de cercanías Zarzaquemada,. Con una capacidad para casi 12.500 espectadores (es el cuarto más pequeño de la categoría tras Huesca, Eibar y Girona), Butarque fue construido en 1998 y estaba destinado inicialmente para 8.000 personas.
Su nombre es “el más característico del municipio”, tal y como aseguró el alcalde de la época en la que fue construido, José Luis Pérez Ráez. Y es que así se llama la patrona de Leganés (Nuestra Señora de Butarque), un arroyo que pasa por los exteriores de la ciudad y, entre otras cosas, un parque y camino situados a menos de un kilómetro del estadio.
Y es que para la SD Huesca el Leganés es un espejo al que mirarse y un equipo con una trayectoria muy similar. El club madrileño nació en 1928, aunque dos años antes ya se empezaba a gestar la institución con el nacimiento del equipo conocido como Once Leones, la primera piedra futbolística de la ciudad que homenajeaba al Athletic Club. Desde entonces y hasta ahora el club ha vivido prácticamente anclado en la Segunda División ‘B’ o en las categorías inferiores del fútbol madrileño hasta el último lustro, en la que ha dado el estirón y se ha hecho mayor hasta el punto de tutear a los más grandes.
Aunque si la vida del Huesca cambió de manera radical en la primera década del siglo XXI, la del Leganés lo hizo en la última del siglo XX. Con el cambio de estadio y el abandono del Luis Rodríguez de Miguel (sus terrenos lo ocupa actualmente la plaza Mayor), el equipo se profesionalizó todavía más, ayudado a que en esos años daba sus primeros pinitos en Segunda, y ganó una masa social de la que hoy hace gala.
Una fuente para un ascenso eterno
5 de junio del 2016. Ese día se desataba la mayor locura de la historia de la ciudad (por lo menos a nivel deportivo) con el ascenso a Primera División de un equipo que en dos años había avanzado dos categorías. Cientos de personas se reunían en la fuente de la plaza España para empezar con los cánticos y los jolgorios de cualquier celebración pepinera. La plaza se vistió durante unas horas del blanquiazul que llevaba la marea de personas.
De la misma manera los balcones se engalanaron con los mismos colores. En esos días la ciudad se tiñó de dos tonalidades: blanco y azul. La celebración oficial se vivió en la plaza Mayor, la del Ayuntamiento, donde se dieron cita unas 20.000 personas. Además, fue una celebración sobre su antigua casa.
Una gastronomía variada
En Leganés, como en casi toda España, se pueden degustar buenos platos y menús para comer y cenar. En el Rincón de Leganés se pueden degustar los mejores pescados, carnes, guisos o una amplia variedad de arroces, aunque la especialidad puede ser estofado de rabo de toro. Otra vertiente más para los amantes de las tapas es Alusses.
Por su parte la pizzeria ‘El Canaletto’ es una fantástica opción muy bien valorada a la hora de probar esta demandada comida italiana, entre otros platos. Estos solo son tres restaurantes de la múltiple cantidad de establecimientos de los que dispone la ciudad.
¿Y por qué el término ‘pepinero’?
Para terminar, una curiosidad que seguramente le haya pasado a más de uno por la cabeza: ¿Por qué al Leganés se le llama el equipo ‘pepinero’?. La historia no tiene ni trampa ni cartón y como explicó en su día la propia Liga, el apodo tiene su origen en que la ciudad, cuando era más pequeño y no tan industrial, era conocida por sus pepinos. A Madrid llegaban a diario multitud de verduras y hortalizas, pero siempre con el denominador común de tener en los pepinos el alimento más demandado y repetido.
Así, el Leganés, lejos de rechazarlo, lo ha tomado como algo suyo, propio e identificativo.