El Rayo Vallecano, próximo rival de la SD Huesca, llegó a cuartos de final de la UEFA en la temporada 2000/01 en lo que significa el mayor hito de su historia.
Un equipo de barrio, concretamente de un barrio obrero de la capital, compitiendo y dando guerra en Europa. El Rayo Vallecano le hizo a su afición el mejor regalo posible para despedir el siglo XX y dar la bienvenida al XXI. Tras una temporada exitosa con Juande Ramos en el banquillo de la franja, donde el equipo de logró ser el líder de la Primera División en las jornadas 4, 8, 10 y 11 por primera vez en su historia, el Rayo Vallecano obtuvo una plaza gracias al ‘fair play’ para jugar la Copa de la UEFA en el primer curso completo del nuevo siglo.
En la 2000/01, los de Juan de la Cruz Ramos Cano, que contaba en su plantilla con Míchel, actual entrenador del club, y Julen Lopetegui, ex guardameta y Seleccionador Nacional, eliminaron en primera ronda al Constelació de Andorra por un marcador total de 16-0. El equipo andorrano cayó 0-10 en su estadio y 6-0 en Vallecas, pero se convirtió en espectador de lujo del debut del Rayo Vallecano en Europa.
Después tocaría el Molde noruego. Con un gol de Bolo, el Rayo se impuso en el partido de ida en tierras escandinavas, mientras que en la vuelta los madrileños sufrieron para aguantar el resultado. En el 37’, Míchel, de penalti, pareció haber sentenciado la eliminatoria pero, sin embargo, Hulsker, a falta de un cuarto de hora para el final, se encargó de reabrirla con un gol.
El público, que veía peligrar el resultado, se volcó con su equipo y logró retener el empate. Estaban a una sola ronda de meterse en los dieciseisavos de final. El Viborg danés era el último escollo, que iban a superar gracias al gol marcado fuera de casa. 1-0 en Vallecas y 2-1 en Dinamarca. Eso sí, tuvo que ser Míchel, en el minuto 77 del partido de vuelta en el Silkeborg Stadion, quien diera el pase a los madrileños.
Ya en dieciseisavos, el Rayo fue emparejado con el Lokomotiv ruso. Un equipo incómodo, tanto por el largo viaje como por las condiciones climáticas a las que se iba a enfrentar, ya que el partido de Rusia se jugó casi en diciembre. Incluso así, los vallecanos sacaron un valioso 0-0 que remataron en la vuelta con un gol de Bolic y otro de Alcázar. Ya estaban en octavos, donde iban a jugar el mejor partido de toda la competición. El 4-1 al Girondins de Bordeaux en casa dejaba la vuelta prácticamente sin emoción. Y así fue. De hecho, los vallecanos ganaron en Francia 1-2. Una auténtica sorpresa para un equipo que quería colgarse el cartel de revolución en el cuello.
La ronda de cuartos de final sería la última para el Rayo. Un Alavés histórico (perdió la final en Dortmund 5-4 contra el Liverpool en una de las mejores finales europeas que se recuerdan) se llevaría al bolsillo el duelo español con contundencia. En la ida en Vitoria, tras ir 1-0 durante todo el partido, el Alavés hizo un ‘sprint’ final de encuentro espectacular sentenciando prácticamente el cruce con el 2-0 y el 3-0 en los minutos 79 y 80, obra de Eggen y Vucko respectivamente.
En la vuelta, en Vallecas, un gol de penalti de Jordi Cruyff en el minuto 19 mató definitivamente la eliminatoria, por mucho que el Rayo le diera la vuelta con un gol de Quevedo y otro de Luis Cembranos. Un final agridulce para un hazaña histórico.