El Oviedo se clasificó para la Copa de la UEFA en 1991 siendo sexto en Primera División tras una temporada exitosa donde no perdió con los cinco clasificados que acabaron por encima suyo. Todo un logro que bien vale una hazaña.
La historia del Real Oviedo está plagada de idas y venidas, de momentos de lucidez brillante con apagones totales que dejan sin habla a sus aficionados. En la temporada 1990/91, una de las mejores de la historia del club asturiano, los ovetenses se clasificaron para la Copa de la UEFA al ocupar el sexto lugar de la clasificación de Primera División con 42 puntos (el sistema de puntuación todavía era el antiguo, es decir, dos puntos la victoria y uno el empate), repartidos en 13 victorias y 16 empates.
Durante ese fantástico año, el Oviedo de Javier Irureta no perdió ni un solo partido contra los equipos que al final acabaron por delante de ellos: FC Barcelona (1-0 en el Carlos Tartiere y 0-0 en el Camp Nou), Atlético de Madrid (0-0 en el Vicente Calderón y 3-0 en el Carlos Tartiere), Real Madrid (0-0 en el Carlos Tartiere y 1-1 en el Santiago Bernabéu), Osasuna (0-0 en ambos campos) y Sporting de Gijón (los dos derbis acabaron 0-0). El Oviedo ese año se caracterizó por aprovechar los pocos goles que marcaba (36) dejando la puerta a cero en una gran cantidad de ocasiones (recibió 35 goles y acabó 16 partidos con la portería a cero).
Ese éxito se tradujo en poder jugar por primera vez en su larga historia competición europea. La UEFA visitaba el antiguo Carlos Tartiere, que iba a vestir sus mejores galas para recibir al Genoa italiano, rival en trentaidosavos y que apeó de la competición al club carvayón. El partido de ida se disputó en Asturias y estuvo marcado por el brutal desplazamiento de la afición visitante, ya que más de 6.000 hinchas (salieron más de 40 vuelos y una caravana de autobuses desde Italia a España) llenaron uno de los fondos del estadio azulón, ondeando al viento bufandas y banderas ‘rossoblu’ (rojo y azul) encendiendo, además, en los prolegómenos del partido, un centenar de bengalas.
El partido tuvo de varias ocasiones por uno y otro bando, siendo Ricardo González Bando el autor que marcó el gol de la victoria ovetense en el minuto 44, tras rematar a las redes un córner del rumano Marius Lâcatuç. En el choque de vuelta, el árbitro Aron Schmidhuber y el delantero genovés autor de dos goles, Skuhravy, fueron los protagonistas. El primero, por anular un gol legal al Oviedo y no ver un penalti al club español; el segundo, por anotar el gol definitivo a falta de tres minutos para el final.
Los italianos se adelantaron en el minuto 20 pero rápidamente empató el partido el cuadro de Irureta por mediación de Carlos. Sin embargo, cuando todo estaba tranquilo, Lâcatuç fue expulsado en el minuto 66. Todo se torcía. Había que remar durante media hora en un Luigi Ferraris que desprendía ambición y ganas de remontada por los cuatro costados. En el 73′, Caricola hizo el 2-1, mientras que en el minuto 89, cuando parecía que el Oviedo iba a pasar de ronda, Skuhravy completó la remontada.
Un cruel final para un equipo comprometido y aguerrido que tres días después fue capaz de ganar en el Camp Nou al Barcelona de Johan Cruyff por 1-2.