ZARAGOZA | En los últimos partidos, el Real Zaragoza ha mejorado notablemente su capacidad ofensiva. El equipo sigue inmerso en la mala racha y parece ser incapaz de ganar partidos. En los minutos finales se aturulla y echa en balde todo lo logrado hasta entonces. Pero sí que es cierto que se ha visto una mejoría en los últimos encuentros, sobre todo a nivel goleador. De marcar un solo gol en los anteriores cuatro partidos a anotar cinco en los últimos tres. Sin embargo, hay un jugador que sigue negado de cara a puerta, Sinan Bakis.
Si su confianza ya estaba de capa caída al ver que sus compañeros anotaban mientras él apenas llegaba a ver puerta, el delantero turcoalemán ha visto reducidos notablemente sus minutos de juego. Sin embargo, en el último partido frente al Burgos, Fran Escribá decidió volver a darle una oportunidad en el regreso del 442 por la sanción de Maikel Mesa. Su partido no fue malo, probablemente el mejor desde que llegó a Zaragoza, pero demostró que la mala suerte le acompaña allá a donde vaya. Bakis vio como un gran remate de cabeza se estrellaba en el larguero, o como una fuerte volea iba a las manos de Churripi. Sus últimos minutos en el campo fueron los mejores, por eso fue extraño que justo cuando más lo intentó y más cerca estuvo de anotar Escribá lo sacara del campo.
Pero lo cierto es que su ansiedad con marcar está provocando que el resto se impaciente con que anote. Son tantos partidos que, aunque el jugador mejore en su juego, si el gol no llega, es preocupante. Y es que tras más de 700 minutos y ser el jugador que más ha disparado (8), todavía no ha anotado. Junto con Sergi Enrich, que apenas juega los suspiros finales de los partidos, es el único jugador de ataque que no ha marcado. Su insistencia con el gol se ha notado en muchos partidos, cuando solo se centraba en rematar en vez de buscar la mejor opción. Esa preferencia de aumentar su cifra de goles por la vía rápida provocó que antes del partido en el Plantío, jugara 84 minutos de 450. De hecho fue en Burgos donde menos obcecado estuvo con el gol y donde más cerca estuvo de lograrlo.
El partido de copa le podría haber venido como un soplido de aire fresco. Un partido para resetear, aprovechar a un rival teóricamente más débil y utilizarlo como punto de inflexión. La suspensión del partido no solo le ha venido mal a Bakis, ya que jugadores como Poussin e incluso el colectivo entero necesitan de una victoria para mejorar anímicamente.