Desconvocado en la última jornada liguera, Vadillo no atraviesa su mejor momento en la SD Huesca. El extremo tendrá que trabajar duro para convencer a Rubi y así hacerse un hueco en el once titular.
La calidad y el desparpajo de Vadillo a estas alturas es algo incuestionable por tierras oscenses pero últimamente, y a pesar de ello, no está encontrando su sitio sobre el césped de El Alcoraz. Su gran pretemporada no fue en vano en los primeros compromisos ligueros, pero a medida que han ido pasando las jornadas, el gaditano ha ido alejándose de los planes del míster catalán. Pero está claro que el fútbol cambia como la noche y el día, y un futbolista que apuntaba a ser pilar fundamental de este Huesca, se está viendo en una situación completamente distinta.
La suplencia frente al Real Valladolid hace dos jornadas en El Alcoraz mosqueó al bueno de Vadillo. A pesar de tener minutos en la recta final, se le vio algo frío y apático sobre el tapete y parecía que algún que otro aficionado le reprochó su actitud. Pero el asunto no quedó ahí. Llegó el partido frente al Rayo Vallecano y Rubi decidió dejar en la grada al gaditano, optando por dar entrada a Ferreiro y ‘Cucho’ en las bandas, igual que contra el Valladolid. Ambos hicieron un partido notable, ofreciendo un gran rendimiento y es por ello que ahora es complicado sacar a uno de los dos para que entre Vadillo.
La realidad es que el buen arranque de temporada, con las 3 asistencias de gol y los buenos minutos disputados en los primeros partidos, no le ha servido a Vadillo para continuar teniendo un lugar fijo en el once. Avalan al azulgrana las 19 recuperaciones logradas en sus 360 minutos disputados, en los que solo ha cometido una falta y ha realizado 12 regates con éxito. Además, ante los pucelanos, en su última participación, recuperó 3 balones en los 15 minutos que estuvo sobre el césped pero, sin embargo, no hizo ni un regate.
La pelota está ahora en el tejado de Rubi, quien decide a qué jugadores pone sobre el verde. Un bendito problema para el técnico catalán el tener que decidir entre jugadores tan competentes como Vadillo, Ferreiro, ‘Cucho’ o Gallar para que dos de ellos ocupen las bandas azulgranas.