El CD Ebro se hace mayor afrontando su cuarta temporada en Segunda B. En sus dos primeras campañas en la categoría de bronce, los de la Almozara consiguieron la permanencia con la modestia habitual de un equipo recién ascendido. Las tornas cambiaron en el último curso. En la campaña 2017 / 2018, los zaragozanos se mostraron mucho más ambiciosos y tras lograr los 45 puntos de la permanencia, se marcaron como objetivo seguir ascendiendo posiciones. Así, terminaron la temporada en una merecida y muy trabajada sexta posición.
Los zaragozanos tienen en su banquillo la gran novedad de esta temporada, la cuarta en Segunda División B. Emilio Larraz se había convertido, desde el banquillo, en el buque insignia del equipo. Ahora, y por primera vez, desde que el Ebro ascendiera a Segunda B, no será Larraz quien guíe al equipo desde la caseta.
Este año se estrena como míster arlequinado, Manolo González. El entrenador aragonés es un gran conocedor de la categoría, con amplia experiencia y un curriculum donde destacan equipos del fútbol gallego o catalán como el Racing de Ferrol o el Badalona.
En cuanto a la plantilla, la clave que se ha puesto el director deportivo, Ander Garitano ha sido unir la continuidad de jugadores importantes con la frescura e ilusión de futbolistas recién llegados. Así, ha conseguido renovar hasta a 9 jugadores. No ha sido fácil ya que muchos futbolistas del CD Ebro contaban con suculentas ofertas de otros equipos. A pesar de ello, se ha logrado la continuidad de jugadores como David Mainz, Tirado o Javi Cabezas.
A los futbolistas ya conocidos por la afición de El Carmen, se suman otros 9 recién llegados. Aaron Abad refuerza la portería procedente del Deportivo Aragón; Ferrone o Jonan hacen lo propio en defensa; Víctor García, Liñan y Sandro son los refuerzos del centro del campo, mientras que la delantera queda cerrada con las llegadas de Dani Martínez y Raúl González. Con todos ellos queda configurada una plantilla de 18 jugadores.
Tras una gran sexta posición lograda la temporada pasada, el CD Ebro no renuncia a nada en esta nueva campaña. Los zaragozanos ya se han constituido como un rival fuerte en la categoría, reconocido en todos los campos allá donde va. Una vez consolidado en Segunda División B, las aspiraciones del Ebro no deben frenarse. Ha llegado el momento de crecer.