La paciencia es una de las cualidades necesarias para la consecución de nuestros objetivos. Por lo tanto, desarrollar la paciencia es fundamental para nuestro equilibrio, progreso y aprendizaje. Como dice Joyce Meyer: La paciencia no es simplemente la capacidad de esperar, es como nos comportamos mientras esperamos.
Era la primera montaña alta a la que me enfrentaba, invierno de 2006. Intentaba ascender el Aconcagua de 6962m situado en Argentina. Hasta entonces lo más alto que había estado era a algo más de 4000m en los Alpes. Todavía recuerdo perfectamente el día de cima; lo recuerdo porque ese día descubrí (no sin desazón y tenacidad por mi parte) cual es la principal cualidad que debe poseer cualquier alpinista que quiera subir montañas grandes: LA PACIENCIA.
Cuando asciendo montañas, si llega el momento en el que aparece esa parte de mi mente que se quiere dar la vuelta, que me recuerda lo cansada que estoy o que se plantea incluso si el esfuerzo que estoy haciendo merece la pena, utilizo objetivos visuales no muy lejanos para el ritmo de ascensión que llevo y decido no levantar la cabeza del suelo y concentrarme en mi respiración hasta que llego a ellos; de esta manera callo a la parte “rebelde” de mi mente. Una vez alcanzado el objetivo suelo sentirme tan contenta de haberlo logrado, además en silencio mental, que me marco una nueva meta y voy a por ella.
Ese día de cima del Aconcagua a mitad de ascensión me topé de nuevo con mi cerebro indisciplinado que comenzaba a reclamar atención debido al cansancio y al esfuerzo,” no hay problema” me dije, “has lidiado con él mil veces, concéntrate, sigue y no hagas caso”
Sin embargo y para mi sorpresa, el primer objetivo que me marqué lo conseguí alcanzar en el doble de tiempo que había calculado, y lo mismo me pasó con el segundo, con el tercero y con los sucesivos. Entré en un momento de crisis profunda, esa parte de mi pensamiento subversiva se estaba apoderando de mí, y por supuesto las cosas que sugería no eran nada halagüeñas para llegar a cima; incluso llegué a dudar de mi capacidad física para el propósito que me había marcado.
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Entonces, echando mano de mi mejor intención y observando a mi alrededor que mi ritmo no era inferior al de otros alpinistas que intentaban también la cima ese día, me di cuenta de lo que ocurría. Simplemente era la primera vez que estaba caminando a 6500m de altura y no sabía que a esa altura el ritmo de ascensión es mucho menor que el que yo estaba acostumbrada a llevar en el Pirineo. La falta de oxígeno obliga al cuerpo a hacer todos los procesos y por tanto también los movimientos muy lentos si no quieres que se disparen los latidos del corazón al infinito.
Había dado con la clave necesaria para hacer frente a esa situación: LA PACIENCIA. Simplemente tuve que asumir que los pequeños objetivos que me marcaba eran alcanzados mucho más lentamente de lo que para cada uno de ellos esperaba.
“LA PACIENCIA ES LO QUE NECESITAS ENTRE LA CONSECUCIÓN DE TU OBJETIVO Y DONDE ESTAS AHORA MISMO”
La paciencia no es una virtud fácil de desarrollar en la sociedad en la que vivimos: aquí todo va muy rápido, tenemos comida rápida, desplazamientos rápidos, consumo de cosas rápido, hasta queremos aprender idiomas rápido pensando que es la mejor forma de hacerlo.
Sin embargo, la paciencia es necesaria para crear un gran futuro para nosotros mismos; para generar una visión positiva de nuestro futuro tenemos que ser capaces de pensar a medio-largo plazo, y para pensar de esta manera es imprescindible hacerlo con paciencia. La paciencia es pues lo que necesitas para lograr tu objetivo partiendo del momento actual. Es lo que necesitas entre la consecución de tu objetivo y dónde estás ahora mismo. Hay pocas cosas imposibles en la vida, las demás son cuestión de preparación. Muchas veces simplemente es cuestión de insistir el número adecuado de veces sin desfallecer durante el proceso, y para no desfallecer, seguir creyendo en el propósito marcado y sobre todo creer en uno mismo, hace falta paciencia.
Incluso podemos cambiar comportamientos o hábitos que tenemos o hemos adquirido con el paso del tiempo y no nos gustan. Si tenemos paciencia con nosotros mismos y con el proceso de aprendizaje y realmente queremos el cambio al final, conseguimos vencer tendencias negativas de la mente o del cuerpo, ya adquirida.
La paciencia es necesaria para ser perseverante y constante en los esfuerzos hacia nuestros deseos. Es la paciencia la que nos aporta un equilibrio en nuestras decisiones y en nuestro comportamiento; nos ayuda a luchar contra los impulsos y a dar importancia a los pequeños pasos que vamos consiguiendo en la dirección o rumbo que nos hemos marcado.
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