ZARAGOZA | El verano aún no ha empezado oficialmente pero el Real Zaragoza ya podría construir dos equipos con los nombres que se han relacionado a la plantilla que viene. Cordero ha elegido a Maikel Mesa y baraja una amplia lista de posibilidades para reforzar su plantilla. Sabe, eso sí, que la operación salida es el primer paso para construir un Zaragoza mejor. El fin de los contratos de Alberto Zapater, Álvaro Ratón, Gaizka Larrazabal, Valentín Vada y Carlos Vigaray ya está escrito. Entre ellos hay pequeñas diferencias: en el caso de los dos últimos el club está en vías de resolver su situación, pero hay cláusulas de penalización por no renovar sus fichas. Todo indica que el Real Zaragoza va a ejecutarlas y que su tiempo en La Romareda ya ha acabado.
Pendiente de renovar algunas de las cesiones más complejas en el final del mercado, a Cordero le preocupa la salida de futbolistas que no cuentan desde hace tiempo. Sabin Merino, James Igbekeme o Jairo Quinteros están en ese lugar de la historia. El caso de los cedidos Ángel López, Luis Carbonell y Marcos Baselga es otra de sus asignaturas pendientes. Marcos Baselga tiene el mejor panorama de todos. Sus 12 goles en Calahorra hablan por él y Cordero anunció que le gustaría verlo en pretemporada y decidir si tiene un lugar en la rotación. Se espera, eso sí, que se le ofrezca la renovación a la baja y buscar una cesión en Primera RFEF o incluso un lugar en Segunda División. La cantidad de laterales derechos dificulta el regreso de Ángel López a la dinámica del primer equipo. El jugador sospecha que no cuentan con él, pero está por ver si el club elige una nueva cesión u opta por la finalización de su contrato. Ese último camino es el que parece haberse elegido para Luis Carbonell, al que desde el club ven ya como una causa perdida.
Mil frentes abiertos en la operación salida
La operación salida afecta también a otros dos jugadores de manera muy directa. Eugeni Valderrama y Manu Molina viven situaciones delicadas. El Zaragoza busca reforzar la zona de tres cuartos y la media, para completar el sitio que ya ocupan Francho Serrano, Marc Aguado, Jaume Grau y Maikel Mesa. Ese es el lugar de actuación habitual de dos futbolistas con contrato en vigor, pero que han perdido la fe de sus técnicos. Eugeni Valderrama ya ha pactado su salida y se espera que cuando regrese a Zaragoza sea solo en modo despedida. Manu Molina quiere aferrarse a su contrato y el club deberá negociar las condiciones de un traspaso. Si en el mercado invernal eligió quedarse contra todo pronóstico, verlo en el inicio de temporada puede suponer una derrota para Juan Carlos Cordero.
Las opciones que maneja el Real Zaragoza para la temporada que viene se multiplican. En ataque, el club espera contra la lógica a Simeone y va en busca de un goleador que acompañe a Azón. Sinan Bakis sigue siendo el primero en la carrera. Para el perfil izquierdo, ninguna opción parece tan ilusionante como la de Cristian Gutiérrez, pero tendrá que jugar contra el reloj en la negociación con su propietario, el Málaga. Más allá de eso, todas las llegadas están subordinadas a una operación salida compleja, que será el principio de la reforma en el Real Zaragoza. En ese escenario, Cordero tendrá que mostrar habilidades para la negociación y ese ingenio que le ha hecho ser una de las referencias de la categoría en la dirección deportiva.
Los mercados se estructuran casi siempre en torno a un cliché: antes de llegar, muchos futbolistas deben salir. Y Cordero se aplica en esa labor, en una operación salida que puede ser el principio de todas las cosas.