ZARAGOZA | Dicen que a perro flaco todo son pulgas. Algo así le ocurre a un Real Zaragoza que no levanta cabeza. A sus problemas para marcar gol, su fragilidad defensiva y sus malos registros en casa, se suman un importante número de decisiones arbitrales que han perjudicado a los blanquillos a lo largo de esta temporada. La última de ellas, una excesiva expulsión a Dani Gómez durante el encuentro ante el Burgos del pasado domingo. No es la primera de las decisiones cuestionables que han condicionado la marcha de los partidos. Y el ambiente de crispación aumenta.
El pasado domingo, la sanción a Dani Gómez cambió el paso del partido. El Real Zaragoza no estaba mereciendo la victoria, pero la expulsión la hizo todavía mas compleja. Corría el minuto 55 cuando, en un balón dividido, Dani Gómez realizó una entrada a destiempo que fue castigada con tarjeta roja. El atacante blanquillo llegó tarde y probablemente enrabietado, pero en ningún momento puso en peligro la integridad física de su oponente. Sánchez Villalobos mantuvo su expulsión y La Romareda estalló, como si conociera el desenlace del mismo cuento.
Tan sólo hace falta remontarse a la jornada anterior para encontrar otra polémica decisión arbitral que no cayó del lado zaragocista. Durante el choque ante el Albacete, que se saldó con una derrota blanquilla por 2-1, el equipo arbitral anuló un gol a Clemente porque, supuestamente, el balón había salido por la línea de fondo. Nadie salió a explicar la decisión. Por otro lado, las imágenes ofrecidas por televisión tampoco dejaron muy claro que, tras el centro de Toni Moya, el esférico hubiera salido del campo. Por tanto, no quedó otra que aceptar la cuestionable decisión del colegiado y cosechar otra derrota. El VAR fue, más que nunca, un acto de fe.
El primer gol del Racing de Santander en la derrota por 2-3 en La Romareda o dos posibles penaltis a Iván Azón en el encuentro ante el Castellón que el Zaragoza perdió por 1-2 y en Elche (derrota por 1-0) son algunos ejemplos que se suman a una larga lista de cuestionables decisiones que han jugado en contra del Real Zaragoza.
Sin embargo, los arbitrajes, por muy polémicos que hayan sido, no son los causantes de otro mal curso. Lo son la falta de ambición, concentración y pundonor de plantilla, cuerpo técnico y directiva. Esas últimas son cuestiones todavía más troncales que las decisiones arbitrales. Y sirven para explicar mejor las temporadas lejos de cualquier sueño.