ZARAGOZA | Tras un duelo en el que convivieron las dudas y las sospechas frente al Málaga, el Real Zaragoza mira al horizonte de Córdoba. En El Nuevo Arcángel se espera una respuesta diferente del equipo, en un partido que tendrá una ventaja sustancial respecto a los últimos duelos. El regreso de Mario Soberón, Keidi Bare y Samed Bazdar parece más próximo. Los dos primeros han completado hoy un entrenamiento adaptado y se espera que el talento balcánico esté listo para el sábado, una vez que vuelva de su convocatoria con Bosnia.
Las lesiones de Soberón y Bare han condicionado el plan del Zaragoza de un modo inevitable en la última secuencia. El equipo de Víctor Fernández ha demostrado que sabe ganar sin ellos, pero queda la impresión de que faltan las primeras letras de su abecedario. Algo similar sucede con Samed Bazdar: el jugador con mayor capacidad para inventar en toda la plantilla.
Los tres futbolistas reúnen las cualidades que impidieron ganar al Málaga. Faltó la misma capacidad de recuperación y el poder en los duelos que escenifica Keidi Bare. No se vio el talento en una baldosa y en los espacios interiores que sí guarda Samed Bazdar en su juego. Tampoco la lectura de los ataques y la ocupación de los espacios que convirtieron a Mario Soberón en el máximo goleador de la categoría. La ausencia del delantero cántabro ha propiciado la explosión de Iván Azón, pero resulta fácil imaginarse que la suerte de la temporada puede cambiar para siempre si los dos coinciden y se entienden, si Mario aprovecha todas las ventajas que genera el imán del canterano.
Por primera vez en la temporada, el Real Zaragoza descendió al sexto puesto, en una clasificación que parece hoy más virtual que nunca. Su paso atrás en la tabla parece menos preocupante que las señales que emite su juego: previsible y horizontal en los duelos en los que debe llevar la iniciativa. Irregular en el grueso de la temporada, casi tan goleador como goleado, Víctor Fernández sigue aferrado al camino que dibujan sus delanteros. Cuesta creer que el Zaragoza puede corregir en solo una semana los defectos colectivos que ha mostrado en todo el curso, pero para el duelo del sábado puede recuperar algunos de sus atajos.
Una ley no escrita sigue vigente en este deporte: el fútbol es un juego colectivo en el que un individuo puede cambiarlo todo. Y, con suerte, el Zaragoza recuperará a tres futbolistas que pueden modificar la suerte el próximo sábado.