Cerrada esta histórica y exitosa temporada solo puedo decir ¡GRACIAS! Gracias por habernos hecho soñar, por haber enganchado a una afición que ya no tiene miedo a decir que su corazón es azulgrana. Gracias porque en la vida uno debe aprender de las decepciones para tiempo después saborear como se debe los éxitos.
Hoy es un día para mirar hacia delante. Para otear el horizonte y ver la delgada línea que separa el olvido y el recuerdo de algo que no debe caer en saco roto. La semilla sembrada para el futuro es de una dimensión brutal. Hemos conseguido, quizás sin darnos cuenta, sentar las bases para seguir creyendo en dar el salto a Primera.
El aficionado ya se lo cree. Ya sustenta ese sueño con hechos como la humildad, el trabajo, el respeto y la ilusión. Todo ello nos ha llevado hasta aquí; lo vamos a conseguir. La vida es una sucesión de vivencias que bien canalizadas llevan al éxito. Un éxito que el Club está cocinando a fuego lento, con el regusto de que hace solo algún tiempo era impensable imaginar.
Ser oscense es un sentimiento difícil de explicar. Ese 9 de agosto, esa marcha de San Lorenzo en la plaza de la catedral, esos Danzantes, ese ‘Adiós, San Lorenzo, Adiós’. Santos y seña de una población, que viva aquí o allá se emociona con el mero hecho del recuerdo.
Los sentimientos se consiguen a base de experiencias que te regala la vida. Hoy, los oscenses tenemos uno nuevo; un sentir azulgrana que en muchos casos ya estaba allí, en otros lo hacía a escondidas y otros tantos lo acaban de descubrir. Todos ellos son el ADN del Huesca del futuro. De un futuro que a buen seguro depara tardes y hechos memorables. Juntos somos más fuertes, nadie está de más.
El mayor logro conseguido durante esta temporada –dejando lo deportivo a un lado- es haber unido a padres con sus niños, abuelos con nietos, socios experimentados con sabia nueva ansiosa de vivir experiencias azulgranas. Todos ellos son patrimonio de una marca que hoy –le pese a quien le pese- tiene proyección nacional.
Nuestro deber ahora, el de todos, es cuidar y asentar ese sentimiento que tanto ha costado enraizar. La semilla azulgrana ya ha empezado a brotar.
Quien suscribe estas líneas, pese a su juventud, ha vivido etapas de todo tipo. La actual es la del honor de poder contribuir a trazar este precioso camino junto a todos vosotros. Hoy, mi corazón está golpeado, como el de otros muchos, pero entre latido y latido se asienta en mi pecho un escudo imborrable. Ser oscense y azulgrana es parte de un ADN que persistirá para siempre.
Aprendamos de la decepción para estar preparados para el éxito, que llegará. Formáis parte de mi sueño y con vosotros quiero llegar hasta el final.
Muy bien, Antonio.
Eso es ser positivo, quedándose con lo bueno que hemos conseguido para procurar mantenerlo y mejorarlo como se pueda.
Es cierto que estamos creciendo, como club, como equipo y como afición. Hacía falta un subidón de adrenalina como el de este año, y esperar que el próximo no se aleje demasiado de lo que hemos conseguido. Pero ojo, porque los resultados no han de ser solo quienes marquen el horizonte, sino el trabajo diario y la paciencia.
A esta consideración tuya me refería hace un momento al explicar cómo hemos de vivir la realidad, con esperanza e ilusión, pero también sin nerviosismo.
Somos oscenses, otros altoraragoneses de cualquier población de la provincia, pero todos tenemos ese orgullo centrado en el Huesca. Miremos de dejar de lado, como dice Adrián, aspectos negativos y centrémonos en lo que interesa.
Ojalá tengas razón pero ser Oscense también es rajar de todo a las primeras de cambio. Veremos si empezamos la temporada sacando un punto de 15.
Muy bonito artículo Antonio , muy emotivo y muy de verdad , me identifico totalmente con lo que has escrito , felicidades .
Me alegro mucho te haya gustado y, gracias, una vez más, por tus cariñosas palabras.