ZARAGOZA | El mercado invernal dejó una sensación agridulce. Llegó el regreso más esperado, pero quedó pendiente un refuerzo en ataque. Cordero esperó a Bebé hasta desesperar y no guardó otras opciones, vencido también en la puja por Juan Cruz. Si la urgencia estaba en el perfil izquierdo, el fichaje llegó en el diestro, con Akim Zedadka. Al argelino se le otorga el valor del riesgo, la prueba o el descubrimiento.
Quizá el error más flagrante estuvo en la portería, con cuatro porteros para un solo puesto. Dos quedan en verdadera disputa, con Cristian Álvarez en el lugar de las leyendas y Edgar Badía en el puesto de los relevos. Poussin y Rebollo serán dos sparrings, casi dos espectadores más de lo que hacen dos de los mejores porteros de la categoría, también los dos más especiales.
Las notas en el despacho dejan a Cordero más debilitado que en el mercado de verano. Si en invierno no supo corregir todas las lagunas de la plantilla, ahora el fútbol y el césped dictarán sentencia. El director deportivo eligió a Julio Velázquez para esa tarea, tan empeñado en no perder como lejos de encadenar victorias. Esa debería ser la modificación más sustancial: la apuesta por una idea, la intención como el mejor de los atajos.
Velázquez espera que los mejores fichajes del invierno lleguen desde la enfermería. La recuperación de Bakis le dará forma a un ataque que siempre pareció incompleto, también el regreso de Valera estimulará al grupo y al sistema. Si el técnico fue flexible hasta llegar a Zaragoza, ahora se empeña en mantener su dibujo poblando su defensa. La propuesta podría ser ofensiva, pero Velázquez sigue más preocupado por conceder ocasiones que por llegar a provocarlas.
La plantilla que ha dejado el invierno parece descompensada y la mejor defensa del director deportivo es el fichaje de Raúl Guti. Curiosamente, Cordero fue menos Cordero que nunca en ese movimiento y todo indica que quiso contentar a las masas y a sus superiores, pero no tanto a sí mismo. Badía y Zedadka sí que parecen apuestas propias y a las tres debe tenerles una fe especial el grupo y la hinchada.
Un día antes del duelo ante el Sporting y tres después de que el mercado se cerrara, una locución latina resume el panorama. `Alea iacta est´, la suerte está echada.