El Real Zaragoza se caracteriza actualmente por el juego coral con el que afronta los partidos. Todos los jugadores desempeñan una función que resulta determinante para la obtención de buenos resultados, tanto suplentes como titulares. Jornada a jornada, partido a partido, Víctor Fernández ha ido dibujando en su pizarra distintos onces titulares con variables que han modificado la forma de jugar y de afrontar los variopintos partidos que presenta la siempre competitiva Segunda División. Sin embargo, parece que el técnico del barrio Oliver ha dado con la tecla y tiene claro quienes conforman su guardia pretoriana titular para afrontar cada envite en busca del ansiado ascenso. A excepción de una posición. De un jugador.
Una base definida
Las temporadas son muy largas y durante su transcurso aparecen jugadores y desaparecen otros que nadie podía esperar. En este sentido, Víctor no ha tenido demasiados problemas para establecer la estructura troncal de su alineación. Los fijos parecen claros: Cristian en portería, Nieto en el lateral zurdo, Vigaray en el diestro, Atienza y Guitián como centrales, Raúl Guti y Eguaras en la medular, Puado reemplazando el lesionado Raphael Dwamena, y Luis Suárez arriba. No obstante, el problema reside allí, en la salud de muchos de los jugadores determinantes del plantel que ha condicionado, y de qué forma, la idea de Víctor en numerosas jornadas. Una vez abandonadas las lesiones, estos jugadores se han consagrado a lo largo de la temporada como fundamentales y sus titularidades, siempre que han sido posible, han estado garantizadas.
Otro contexto diferente y de merecido estudio es el que ha rodeado a Alberto Soro. El de Ejea de los Caballeros ha experimentado una evolución considerable en el juego del equipo; de ver los partidos desde la grada a ser hoy en día un intocable en el once; de ser cuestionado por la afición, a ser el que desatasca los partidos con jugadas individuales. Y es que la madurez y el callo competitivo que ha adquirido Soro es digno de elogio. Además su relevancia en el equipo desde la banda derecha se ha constituido como fundamental para desarrollar ese fútbol de ataque dinámico que desea el entrenador. Por lo tanto, la figura del jugador de 20 años cedido por el Real Madrid se puede agrupar ya con la de los fijos del equipo. Y todo por mérito propio.
La pieza final
Una vez que vislumbramos el final del rompecabezas de conformar la alineación del Real Zaragoza, es hora de colocar la última y definitiva pieza que falta. Y ahí entran en juego varios jugadores importantes para el club, ya sea por la jerarquía que trasmiten, por su excelente rendimiento en campañas anteriores o por el cartel de crack que cuelga sobre su cuello. Se trata de Javi Ros, James Igbekeme y Shinji Kagawa. Tres jugadores diferentes y al mismo tiempo compatibles, que a su mejor nivel pueden tener un hueco en el once sin ningún problema. El fallo viene ahí, sobre todo si nos fijamos en los casos del nigeriano y del japonés, que no han logrado una consistencia en su juego. Además, las golosas ocasiones desperdiciadas por ambos les han costado muchos minutos sobre el verde. No obstante, vayamos a la coyuntura de cada jugador.
Javi Ros, capitán desde el banquillo
A falta del lesionado Alberto Zapater, Javi Ros surge como el capitán del equipo cumpliendo en todo momento con sus responsabilidades como máximo representante del equipo en el campo. Cuando hablamos del de Tudela también lo hacemos del segundo máximo goleador del equipo con cinco tantos en su haber, cuatro de ellos de penalti. Aspecto que destaca debido a las numerosas penas máximas que genera el equipo y que si no son ejecutadas por Javi Ros las posibilidades de errarlas se multiplican. Asimismo, la entrega y el posicionamiento que aporta cuando parte de inicio o de suplente mejoran las prestaciones del conjunto. Le dota de músculo y rigor al centro del campo.
Mas no todo es perfecto en torno al capitán. Quizás el hecho de tener tan acotada su posición de mediocentro y de no ser un seguro en el pase como otros jugadores de la plantilla se le ha vuelto en contra para ganar la titularidad. El magnífico rendimiento de Eguaras y Guti complementándose a las mil maravillas, sumado al esquema que propone Víctor le han cerrado las puertas para ser indiscutible en el equipo. No obstante, eso no significa que no sea una pieza vital para el técnico zaragozano.
Igbekeme y su irregularidad
Al contrario que el capitán, lo que le ha ayudado a James Igbekeme a jugar una cantidad considerable de minutos es su camaleónica disposición en la zona del mediocampo. Puede jugar tanto en el doble pivote como en la banda izquierda en el 4-2-3-1 que viene desarrollando el equipo. Aunque, de nuevo, al contrario que su homólogo Ros, el nigeriano no ha llegado a trasmitir a la afición una total confianza debido a los grises partidos que ha completado a lo largo de la temporada. Sin embargo, siempre ha estado presente en los planes de Víctor. Seguramente el número de sus participaciones no hayan estado acorde a su nivel. Sobre él recae la presión de demostrar el mismo nivel que lució la campaña pasada. Ya se sabe que la afición del Zaragoza es exigente con sus jugadores. Ahora, antes que la calidad, esta afición exige compromiso y esfuerzo con los que llevan su escudo.
En el último partido de Liga en Las Palmas rindió al nivel mínimo que se le espera desde la izquierda. Una buena noticia para los intereses zaragocistas ya que un James enchufado puede aportar mucho a la hora de alcanzar el objetivo.
Kagawa ve la luz
Por último y no menos importante, Sinji Kagawa. El fichaje más sonado de la categoría y con una repercusión mundial ha recogido una mala cosecha de sensaciones a lo largo de la primera vuelta. Al igual que el equipo, empezó mostrando un gran nivel junto a Suárez y Dwamena. Era un trío de ataque temido en la categoría de plata. Pero la luz que parecía emitir Kagawa empezó a parpadear. Una gastroenteritis le apartó del equipo unas semanas y desde ahí su peso en el equipo fue cada vez menor. Suplencias encadenadas y partidos desde la grada le condujeron a un túnel de difícil salida. Los minutos que disputaba, mayoritariamente como suplente, solían dejar un sabor agridulce. Dulce por los detalles de calidad que siempre muestra y agrio por su poca participación en el juego además de su escasa capacidad física.
Para alegría del aficionado zaragocista, parece que el Sol de Shinji está renaciendo. Sus últimas participaciones en Copa y en Liga le están sentando de lujo al nipón para ir ganando confianza en su juego. Es indiscutible el nivel de este gran futbolista y su juego encaja perfectamente a lo que quiere Víctor Fernández. Otra incógnita que parece ya más que clara es su posición ideal: la media punta. Por detrás de Suárez y arropado por todos los demás. Ahí es donde Kagawa va a poder mostrar a Zaragoza todo su fútbol y donde más puede ayudar al equipo. Él mismo reconoció su mala primera vuelta y él mismo sabe también lo que el equipo le necesita.
Una posición para tres hombres importantísimos en el equipo. Parece que en la última semana ha ganado algo de ventaja Kagawa. Eso sí, de haberse jugado el partido en Miranda de Ebro, Javi Ros y James (ante la baja de Soro) hubieran sido titulares. Esto es muy largo y el puzle está casi completado; solo le falta colocar la última pieza para poder enmarcarlo en la pared.