El Real Zaragoza le venció al Tenerife en un giro de los acontecimientos. El fútbol nunca está escrito y Carcedo eligió un dibujo distinto para su equipo. Las virtudes que se vieron en Tenerife se explican solas: el Zaragoza mostró mayor tensión competitiva y le prestó atención a los detalles. Tuvo la suerte de su lado, en esos puntos concretos que deciden los encuentros. Y mejoró también en lo más sustancial, a través de un sintagma que se utiliza en el juego moderno como un recurso recurrente: en una noche vital para Carcedo, el Zaragoza controló mejor las áreas.
El resultado es la base de cualquier análisis que se haga después. Y la distancia en El Heliodoro entre ganar o perder fue muy fina. Cristian Álvarez marcó esa línea y detuvo a un Tenerife que había sido capaz de asustar en la puesta en escena. El Zaragoza acumuló defensores pero Mo Dauda y Enric Gállego se encontraron al borde del gol. Cristian Álvarez les detuvo, con ese aspecto de héroe griego que tiene para este equipo. Uno de sus suspiros fue el fotograma perfecto de los primeros veinte minutos.
Las siguientes escenas llegaron en el área contraria. Valentín Vada marcó los goles que en este curso no encontraba y se atrevió a todo en El Heliodoro. Se estrenó en el curso y pidió perdón dos veces, en una costumbre teatral que hace feliz a todas las aficiones. Gaizka Larrazabal había progresado por su perfil, a través de un sistema que Carcedo diseñó a su medida. Con la ventaja en su mochila, la respuesta del técnico, a menudo marcado por sus decisiones con el partido en marcha, fue tan impopular como efectiva. Llenó el partido de defensas, hasta parecerse más a JIM que a ningún otro de sus predecesores. Quizá la mejor llave del partido fue Radosav Petrovic, que cambió su segundo plano en la temporada por un lugar protagonista en Tenerife.
En ese punto del partido coincidieron Jair Amador, Alejandro Francés, Lluís López, Radosav Petrovic, Alberto Zapater, Fran Gámez, Gabriel Fuentes y Dani Lasure. 8 futbolistas de corte defensivo para defender una ventaja que nunca estuvo en peligro y que le da más de una vida extra a Juan Carlos Carcedo. El Zaragoza se adelantó cuando menos lo merecía, diseñó su propia suerte con un esquema distinto y supo defenderse. Lo hizo con el balón cuando tuvo la oportunidad y con una suma de zagueros que nunca estuvo en sus esquemas.
El triunfo ante el Tenerife libró a Carcedo de una destitución que ha rondado en las últimas semanas. El técnico tendrá que decidir si repite su fórmula ante el Andorra, después de la victoria de los tres días.