Diez temporadas después, Jorge Lafuente se “siente mayor” y califica de “anécdota” ser el máximo reboteador de esta LEB Oro que acaba de echar a andar. Para las estadísticas, el canterano y buque insignia del Peñas ha llegado al top de jugadores que más temporadas han defendido este escudo. Comparte el número uno con Javier Betrán. Luego, con ocho Marcos Gamero y Juan Antonio Hernández, tal como señaló en su twiter @NumerosdeDavid, que es por donde Lafuente se enteró de su efeméride.
Ni que decir tiene que esta temporada es especial para Jorge Lafuente que hace tiempo hubiera estado en solitario en el escalafón si no se hubiera marchado en octubre de 2017. Y lo es porque es la de su regreso, porque se siente querido y porque su padre, Jesús, fallecido, ya no está para guardarle esa elástica con las otras que atesora el capitán del Peñas.
Lafuente tiene cincelado en su memoria los momentos más importantes de su vida como jugador del Peñas. De cuando fue convocado por primera vez con 16 años y no saltó al parquet, de cuando sí lo hizo y de cómo siendo rookie no pudo hacerse con el 7 que eligió Óscar Herrero o hubiera sido Murillo que también iba por delante de él para elección de número. Tuvo que decantarse por llevar el 6 en el dorsal. Luego ya siempre el 7.
“Me acuerdo del primer debut, del primer partido y del primer viaje”, señala Lafuente. Su primera convocatoria fue con Balaguer en el banquillo y el primer viaje fue a Tarragona en un partido en el que no jugó. Eran tiempos de LEB Plata. Ángel Navarro le puso sobre la pista contra Hospitalet. “No entraba en las rotaciones, pero íbamos ganando fácil y me dijo que me preparara. La camiseta la tengo guardada con especial cariño. No la tengo colgada en la habitación, pero sí que tengo planteada enmarcarla junto a otras que guardo con especial cariño”, explica.
Lleida, el amistoso del acicate
El hoy pasa por analizar a este Peñas que echa andar con una estructura nueva y que se estrenó en la LEB Oro 2020/21 con una derrota en Granada. “Es cierto que empezamos tarde, que como grupo con todo el equipo llevamos poco, pero no puede ser excusa porque nadie nos va a tratar de forma diferente ni nos va a esperar”, precisa Lafuente. El partido contra Granada tuvo su némesis en el amistoso contra el Força Lleida. “Esa derrota nos dejó claro que si no nos poníamos las pilas cualquiera nos iba a pasar por encima. Eso sumado a la chispa que te da la competición nos sirvió para estar más motivados para el primer partido”, indica.
Ahora, más conjuntados, toca entrenar para el estreno en casa, sin público, y con las mismas ganas de sumar la primera victoria.