Sergio Lamúa tiene claro que el problema de su equipo es que no hay forma de que encadene 40 minutos de juego pleno. Se desconecta en cada encuentro, más o menos minutos, pero se desconecta. Y eso le pasa factura. Ha dejado un entrecomillado significativo en la rueda de prensa para analizar a su equipo contra Palma, que llega el domingo: “Hacemos más minutos buenos que malos, pero los malos son muy malos”. Y el rival lo aprovecha.
En esta línea y por ir a los últimos encuentros. Contra Coruña fue en el último cuarto; contra Gipuzkoa en el tercero. Y el resultado fue derrota. El técnico no escurrió responsabilidad alguna. Cierra la LEB Oro y considera que “somos el peor equipo de la categoría y con el peor entrenador”. Eso sí, aclaró que ese entrecomillado sirve para “crecer desde aquí” y se mostró convencido de que “al final estaremos mucho más arriba”.
Para avanzar puestos, la única solución es ganar partidos y Lamúa remacha en la competitividad durante los 40 minutos de juego para lograrlo. No puede perderse ni enredarse en ningún momento. Porque cuando se desconecta, el equipo se le cae de forma irremediable. Lamúa introduce un soplo de optimismo. Cree firmemente que los dos últimos encuentros podrían haber tenido otro signo si el equipo hubiera sido equipo todos los minutos de juego.
Cuestionado por las razones de esa desconexión, Lamúa puso como escudo la “mala planificación”, la “ansiedad”, los jugadores que llegaron con “lesión” y el hecho de que el equipo quiera hacer cosas que “no puede hacer”. Todo esos ingredientes conforman un cóctel que impide al equipos ser, precisamente eso, un equipo.
Respecto al rival de este domingo en el Palacio, el Palma, ni que decir tiene que espera el respaldo de la afición. “Quiero que nos arrope, que no nos deje durante el partido. Y si al final tiene que mostrar su queja que lo haga, pero que durante el partido esté con nosotros”, señaló Lamúa que sigue sin tener noticias de un cinco para apuntalar el juego del Levitec en la pintura.