ZARAGOZA | Julio Velázquez es la apuesta de Juan Carlos Cordero, el relevo para la crisis anual del Real Zaragoza. Intenso, pasional y preparado, su llegada es un cambio de tendencia. El club contrata a un entrenador joven, actualizado, con más experiencia que fama. A sus 42 años ha entrenado 10 equipos en el fútbol profesional, en períodos siempre cortos. Experto en reanimar proyectos, vive cómodo en el filo de la navaja, solo ante el peligro.
Precoz en su formación, inició su carrera en los banquillos a los 15 años, en las categorías inferiores del Real Valladolid. Antes de los 20, ya entrenaba a chicos de su edad. Diez años más tarde, debutaría al frente del Villarreal, después de haber progresado en el Poli Ejido y en la cantera amarilla. Sus siguientes estaciones en España le llevarían al Murcia, Betis, Alcorcón y Alavés. Velázquez se hizo un nombre en el fútbol portugués (Os Belenenses, Vitoria Setúbal y Marítimo), probaría suerte en Italia (Udinese) y rescataría al Fortuna Sittard en Holanda.
Los secretos de su método
Julio Velázquez es muchos técnicos en uno solo. Pausado en las entrevistas, concreto en las ruedas de prensa, visceral en los partidos. Entusiasta, sabe adaptarse a diferentes contextos y cree más en los futbolistas que en los sistemas. Hay mano izquierda en su liderazgo, pero también pasión y autoridad.
Analiza bien el juego y sabe darle vuelo al talento de cantera. Fue una parte importante en la aparición de algunos jugadores que son ya célebres: Gerard Moreno, Manu Trigueros o Dani Ceballos. En La Romareda se encontrará además con Toni Moya y Manu Vallejo, a los que entrenó en el Alavés.
Velázquez, acostumbrado a los tumbos en el fútbol de élite, busca en Zaragoza un sitio en el que pueda permanecer, ser imborrable. Su oportunidad en La Romareda es la síntesis de su carrera. En el club aragonés se mezclan algunas de sus primeras oportunidades y una especialidad que le ha definido en sus últimas experiencias: su capacidad para revivir proyectos de una temporada. Si no alcanzó el ascenso con el Betis o el Villarreal, logró salvar a media docena de equipos en el alambre. Y, todo indica, que en Zaragoza tendrá que hacer un poquito de las dos cosas.